La Audiencia Provincial ha condenado a un año y medio de cárcel a un hombre por apuñalar a otro durante una pelea en un bar en Pòrtol, en PòrtolMarratxí El tribunal considera que el procesado, de 58 años, actuó para defenderse de una agresión de su rival, pero entiende que el uso de un arma blanca fue "desproporcionado". El fallo le declara autor de un delito de lesiones con la eximente incompleta de legítima defensa y le obliga a indemnizar a la víctima, que recibió un navajazo en el abdomen, con casi 15.000 euros.

La agresión se produjo en la madrugada del 27 de junio de 2017 en un bar situado en la calle Major de Pòrtol. Según declara probado la sentencia, todo comenzó cuando el acusado obtuvo un premio en una máquina tragaperras y decidió invitar a una ronda a todos los clientes excepto a uno. A este dijo no conocerlo y le llamó "panoli". Este desplante provocó una discusión en la que los dos hombres se intercambiaron insultos hasta que uno de ellos salió del local para fumar. El otro fue tras él.

La riña continuó en la calle. El hombre que no había sido invitado, muy enfadado, continuó increpando a su rival mientras un amigo suyo intentaba sujetarlo. Cuando el acusado se acercó a él, lo cogió, le pegó varios puñetazos en la cara y lo empujó contra la cristalera del bar.

Según el tribunal, el condenado quedó desconcertado por el número de golpes recibidos. Para defenderse de esta agresión, sacó de su riñonera una navaja y se la clavó en el abdomen al hombre que estaba pegándole. El acusado se marchó entonces del lugar, pero fue detenido poco después. El juez de guardia le dejó en libertad al día siguiente, pero le impuso una orden de alejamiento del perjudicado como medida cautelar.

La víctima fue trasladada a un hospital, donde le aplicaron varios puntos de sutura. Tardó un mes en recuperarse de las lesiones sufridas y como secuela le quedó una cicatriz de 12 centímetros. El autor de la cuchillada tuvo que ser atendido también por los puñetazos recibidos, pero no denunció la agresión.

La fiscalía imputó al acusado un delito de lesiones y reclamó dos años de prisión, mientras que la acusación particular sostenía que su intención era matar al acusado y solicitó una condena de cinco años de cárcel. El abogado del procesado afirmó que había actuado en legítima defensa y pidió su absolución o una pena de un año de reclusión. También planteó que estaba bajo los efectos del alcohol cuando ocurrieron los hechos.

El tribunal de la sección primera ha concluido que el acusado no pretendía acabar con su vida, sino repeler la agresión que estaba sufriendo. Los magistrados consideran, sin embargo, que el uso de una navaja fue desproporcionado. Por otra parte, sostienen que no hay pruebas de que el hombre tuviera sus facultades mermadas por el consumo de alcohol cuando atacó a su rival.

Así, declaran al procesado autor de un delito de lesiones agravadas con la eximente incompleta de legítima defensa y le imponen un año y medio de cárcel. Además, le condenan a indemnizar al perjudicado con 14.760 euros por las lesiones y las secuelas que le causó y le prohíben acercarse a menos de 200 metros y comunicarse con él en un plazo de tres años.