Un marroquí de 31 años que fue detenido en Inca hace dos semanas por agresiones y acoso a mujeres en plena calle, provocó también cuantiosos destrozos en los calabozos del cuartel de la Guardia Civil y en un coche patrulla y lesionó a tres agentes antes de ingresar en prisión. Fueron tres días de violencia extrema que provocaron una gran alarma social en la localidad, donde numerosos vecinos fueron testigos de los altercados, hasta que el individuo ingresó finalmente en prisión. Los testigos se confiesan atemorizados ante la posibilidad de que salga en libertad.

El hombre, marroquí de 31 años, corpulento y experto en artes marciales, es muy conocido en Inca, sobre todo entre la comunidad magrebí, entre los que ha protagonizado anteriormente altercados muy violentos. Durante cuatro años ha estado en la cárcel en Bélgica, donde ha estado en contacto con elementos radicales, y tiene una orden de expulsión del territorio de la Unión Europea.

El pasado viernes 29 de noviembre el hombre se presentó en un bar de la Avenida de Lluc de Inca frecuentado por compatriotas armado con unas tijeras que había cogido en una peluquería contigua y atacó con ellas al dueño del establecimiento. Agentes de la Guardia Civil acudieron con urgencia al lugar y arrestaron al hombre, que se enfrentó a golpes a ellos y mantuvo una fuerte resistencia. El domingo 1 de diciembre fue conducido al juzgado de guardia de Inca, y quedó en libertad con cargos.

El mismo día en que salió del juzgado, el individuo se plantó en la puerta del cuartel de la Guardia Civil de Inca. Allí empezó a insultar y amenazar a gritos a una agente que estaba de servicio en la puerta. "¡Te voy a violar y te voy a matar, sé dónde vives!". La escena fue presenciada por viandantes y personas que estaban haciendo trámites en el cuartel. La agente pidió apoyo a sus compañeros, pero cuando fueron a detenerle el hombre se escapó a la carrera.

Acoso a mujeres

Poco después la central de la Guardia Civil recibió varios avisos alertando sobre un hombre que estaba insultando y acosando a mujeres en plena calle. El individuo había golpeado también a un ciudadano que se negó a darle dinero cuando se lo pidió. Al lugar acudió una patrulla, en la que había una mujer guardia civil, y el marroquí profirió hacia ella insultos de índole sexual en presencia de su compañero. Cuando fueron a detenerle opuso de nuevo una fuerte resistencia, por lo que tuvieron que pedir refuerzos. Finalmente fue arrestado y trasladado a los calabozos de Inca.

Pero los incidentes estaban muy lejos de acabar. Una vez encerrado, el hombre siguió comportándose con gran violencia. Provocó destrozos en los calabozos, donde defecó y orinó, y amenazó de muerte a los guardias que le custodiaban. Finalmente la Guardia Civil tuvo que pedir la intervención de una ambulancia del 061. Una doctora tuvo que sedarle,tuvo que sedarle pero para ello fue necesario inmovilizarle entre varios guardias, a los que propinó patadas y amenazó.

Dado el carácter extremadamente violento del detenido la Guardia Civil decidió trasladarle a los calabozos de la Comandancia, en Palma. Lo introdujeron esposado en un coche de conducciones, pero durante el trayecto reventó la mampara de seguridad a patadas y cabezazos. La comitiva, formada por tres coches, tuvo que detenerse en mitad de la autopista a la espera de que llegara una furgoneta de conducciones con efectivos de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia (Usecic), para terminar el trayecto con seguridad.

Esa noche fue ingresado en los calabozos de la Comandancia, pero allí siguió manteniendo una conducta extremadamente violenta, propinándose golpes contra las paredes. Los otros detenidos con los que coincidió en los calabozos estaban aterrorizados. Fue necesario que viniera de nuevo una ambulancia del 061 para que le sedaran y evitar así que siguiera autolesionándose.

Al día siguiente pidió permiso para ir al cuarto de baño. Lo custodiaban varios agentes de la Guardia Civil, contra los que se revolvió de improviso, dándoles patadas y puñetazos. Al menos tres de los guardias resultaron heridos. De nuevo fue necesario avisar al 061 para que volvieran a sedarlo, porque estaba incontrolable. Y de nuevo, esa noche, volvió a protagonizar un altercado violento con autolesiones en los calabozos.

El individuo fue conducido al día siguiente otra vez a disposición del juzgado de Inca acusado de una retahíla de delitos como lesiones, robo, atentado y amenazas. En todo momento estuvo vigilado por una decena de agentes de la Usecic para evitar que volviera a atacar a nadie. Durante el tiempo que estuvo en los calabozos de Inca volvió a amaenazar de muerte a todos los que le rodeaban, y a proferir insultos sexistas contra las mujeres, en especial las agentes de la Guardia Civil.

En esta ocasión la jueza de guardia lo envió a prisión. Le impuso también una orden de alejamiento de la agente de la Guardia Civil a la que acosó en el cuartel de Inca.

En su declaración, el joven manifestó que había estado cuatro años en una prisión en Bélgica y que cuando fue expulsado a Marruecos, volvió a entrar en España en patera. El hombre tiene pendiente una orden de expulsión del territorio de la Unión Europea.