La Audiencia Provincial ha condenado a cinco años de prisión a un hombre por intentar matar a un policía cuando le entregó una notificación judicial en Palma. El acusado propinó varios golpes en la cabeza y la espalda a la víctima con una barra metálica, que luego intentó clavarle en el abdomen. La sentencia condena a tres años de cárcel al hijo del procesado por participar en la agresión, pero concluye que él no pretendía matar al policía y ni siquiera sabía que lo era. El tribunal aprecia en el padre la atenuante de obcecación, al entender que el hombre actuó movido por la obsesión que tiene por los procesos judiciales con su hermano.

La víctima, un agente de la Policía Nacional, acudió el 29 de mayo de 2018 al domicilio de los dos familiares en sa Indioteria para entregar una notificación judicial al padre, de 63 años. Cuando el agente se identificó y le explicó al hombre el motivo de su visita, este empezó a gritar, insultándole y diciéndole que no iba a recoger el documento, según declara probado la sentencia.

El funcionario optó por dejar la citación en la verja de la vivienda y marcharse. El acusado le propinó entonces varios golpes en la espalda con una barra metálica. El hijo, de 37 años, salió en ese momento de la vivienda. Vio a su padre pelearse con la víctima y, sin saber que el otro hombre era policía, empezó a darle golpes. Luego lo sujetó por la espalda y le inmovilizó los brazos, aprovechando el padre para pegar al agente en la cabeza con la barra e intentar clavársela en el abdomen. El policía logró zafarse, escapó y pidió refuerzos. Los dos hombres se atrincheraron entonces en la vivienda, insultando y amenazando a los agentes que acudieron al lugar. "Ese perro se me ha escapado. Tenía que haberlo matado", gritaba el padre. Ambos fueron detenidos después de que el juzgado de guardia autorizase a la Policía a irrumpir en el inmueble.

La víctima sufrió diversas heridas en el cráneo, la mano y el brazo izquierdos, las cervicales y el pecho, así como un trastorno por estrés postraumático. Estuvo cuatro días hospitalizado y tardó más de tres meses en recuperarse. Le han quedado secuelas físicas y psicológicas.

La sentencia considera al padre autor de un delito de intento de homicidio, al entender que pretendía matar al policía. El tribunal sostiene, como alegó su abogado, Bartolomé Vidal, que actuó por su "desmedida obsesión" con los conflictos judiciales que tiene con su hermano. Por ello, le aplica la atenuante muy cualificada de obcecación y le impone cinco años de prisión y dos de libertad vigilada. El fallo condena al hijo a tres años de cárcel por un delito de lesiones con instrumento peligro, ya que los magistrados concluyen que no quería acabar con la vida de la víctima ni sabía que era policía. Ambos deberán indemnizar al agente con 13.600 euros por las lesiones y las secuelas.