El acusado de quemar 2.347 hectáreas de masa forestal de la Serra de Tramuntana en 2013 pidió ayer disculpas en su comparecencia ante el tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial. "Fue sin querer", abundó I.G.H., vecino de Andratx, al responder únicamente a las preguntas de su abogado en la primera sesión del juicio.

"Yo que soy de campo y me ha pasado esto, lo siento mucho", recalcó el procesado. El encausado negó en todo momento cualquier atisbo de intencionalidad en su comportamiento, que desencadenó el mayor incendio forestal de la historia de Balears.

El fiscal pide para el acusado una pena de siete años y medio de prisión por un presunto delito de incendio forestal por imprudencia, con riesgo para las personas y que afectó a una superficie considerable de terreno. El representante del ministerio público también le reclama que abone la suma de 4,3 millones de euros destinados a indemnizar a los perjudicados y a sufragar las costosísimas tareas de extinción.

De acuerdo con el relato de los hechos del fiscal, en la mañana del 26 de julio de 2013 el acusado arrojó los restos de una barbacoa, contenidos en una carretilla, que habían hecho la noche anterior. "Vi que estaba frío. No salía humo ni nada", explicó.

El procesado decidió tirar los restos de la barbacoa en "un bancal". Según su versión, no consideró que esa acción revistiera ningún peligro. Sin embargo, en unos instantes brotó una llama, que se extendería rápidamente y arrasó todo cuanto halló a su paso por la Serra. Un fuego que no pudo ser extinguido por completo hasta pasados cinco días.

"El viento lo jodió todo"

"El viento lo jodió todo", precisó el acusado. Al parecer, fue su hermano el primero en percatarse del incendio. También indicó que intentó sofocar las llamas "con una manta y tirando cubos de agua" e incluso pidió ayuda a los vecinos para que le ayudaran a apagarlas. Para entonces el fuego había alcanzado una gran virulencia y era imposible de contener.

Asimismo, el acusado aseguró que cuando vieron que el fuego estaba sin control y no lo podían apagar llamaron a los servicios de emergencia. "Tardaron una hora en llegar", protestó.

Durante la primera sesión del juicio, que se prolongará durante toda la semana, compareció en calidad de testigo un sargento del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. "Es el incendio más peligroso de todos los que he investigado y el que más hectáreas afectó", recalcó. "Las ascuas que quedaron en la carretilla fueron arrojadas sobre restos de poda y ahí se inició", precisó.

De acuerdo con el informe elaborado por la Guardia Civil, las condiciones en las que se declaró el incendio eran las más desfavorables para su extinción y las idóneas para una propagación voraz de las llamas. La temperatura sobre la una de la tarde del 26 de julio de 2013 alcanzaba los 38 grados, la humedad era de solo el 35% y la rachas de viento eran 32 kilómetros por hora.

Otro investigador del instituto armado hizo hincapié en su declaración en la imprudencia que derivó en el mayor incendio forestal de la historia de Balears. En este sentido abundó en la prohibición de hacer una barbacoa sin autorización en verano a menos de 500 metros de una zona boscosa. Pese a que la conclusión del informe era que el fuego fue accidental, al no detectar signos de intencionalidad, criticó la negligencia. "Cualquier persona tenía que haber mojado esas ascuas, era la única forma de asegurarse de que no volvían a prender", abundó.

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