Dos niños de corta edad vivían en un "clima de terror" en un domicilio de Palma. El padrastro habría violado y golpeado a su hijastra de cuatro años y maltratado a su hijastro de tres con la supuesta connivencia de la madre de los menores. El fiscal solicita para ambos 36 años de prisión por un presunto delito continuado de agresión sexual y por maltrato habitual. El juicio a los dos encausados comienza el próximo lunes en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Palma.

Los hechos que serán enjuiciados se cometieron entre 2013 y abril de 2014 en un domicilio de Palma, donde el padrastro convivía con sus dos hijastros. De acuerdo con el escrito de acusación del fiscal, cuando la niña contaba tan solo con cuatro o cinco años, "en múltiples ocasiones le introdujo el pene en la boca" a la menor.

Estas agresiones sexuales a la pequeña de corta edad las habría realizado bajo continuas amenazas. Así, la pareja de la niña le conminaba a no cerrar la boca o si no "le cortaría el cuello". Esta intimidación la alternaba con golpes para lograr su propósito.

“Ánimo libidinoso”

Las violaciones a la menor las cometía junto con otras conductas "absolutamente inapropiadas con igual ánimo libidinoso", precisa el ministerio público. También restregaba sus genitales por la espalda, la tripa y otras partes de la niña y eyacular sobre ella. También le introducía objetos por vía vaginal y anal.

El hermano un año menor de la víctima tampoco se mantenía a salvo de los golpes y las palizas. El padrastro agredía a ambos propinándoles puñetazos y lanzándolos contra el suelo.

Con motivo de una de estas agresiones, el padrastro fue condenado por un delito de maltrato. De hecho, la administración decretó el desamparo de los dos menores y decretó su tutela urgente y su acogimiento cautelar.

Los especialistas de la Unidad de Valoración de Abuso Sexual Infantil sometieron a la niña a tratamiento psicológico, al detectar en ella "miedo, ansiedad y nerviosismo". También presentaba una conducta muy sexualizada, que le habían provocado estos hechos. Por su parte, su hermano menor fue sometido a tratamiento psicológico para paliar la agresividad y otras alteraciones de conductas que estos hechos le habían provocado.

Aunque parte de las agresiones sexuales y las palizas ocurrían en ausencia de la madre, no siempre era así. En algunos de estos casos los golpes y las violaciones eran presenciadas y consentidas por la progenitora. También mantuvo la convivencia con su pareja y propició que su conducta continuara. El fiscal pide para cada uno de ellos 15 años por agresión sexual continuada y tres años por maltrato habitual.