Un hombre que retuvo a la conductora que había atropellado mortalmente a la joven de 15 años Paula Fornés en junio de 2018 en Sa Ràpita, ha declarado como testigo ante el magistrado que la juzga que la mujer "no se aguantaba ni de pie" y "olía a alcohol".

En el juicio que ha comenzado este martes ante el juez de lo Penal número 3 de Palma, la acusada solo ha respondido a preguntas de su abogado y ha asegurado que no recuerda si los agentes de la Policía Local de Campos le leyeron sus derechos cuando le realizaron la primera prueba de alcoholemia tras el atropello ocurrido en la noche de Sant Joan.

La conductora, de origen polaco y residente en Mallorca desde hace ocho años, ha afirmado que no sabe ni leer ni escribir español y que los agentes no le ofrecieron ningún intérprete para poder comunicarse durante el procedimiento.

Su abogado no le ha preguntado durante el juicio si había consumido bebidas alcohólicas la noche que presuntamente atropelló a la joven, si bien tanto la fiscal, Carolina de Miguel, como el abogado de la familia, Daniel Castro, han mostrado su intención de que la acusada confirmase esta cuestión.

En este juicio, la fiscalía reclama para la acusada 5 años de prisión y una multa de 3.600 euros por los delitos de homicidio, lesiones imprudentes, falsedad en documentos públicos y conducción sin licencia. La acusación particular, en representación de la familia de la fallecido, también la culpa de omitir el deber de socorro y de conducir de manera temeraria, por lo que pide una condena de 11 años de cárcel.

Dos testigos que se cruzaron con el vehículo conducido por la mujer polaca han afirmado que la mujer circulaba rápido por la Avenida Miramar. "Me llamó la atención el retrovisor caído y los cristales rotos del coche", ha comentado uno de ellos.

Ha relatado que, unos 100 metros después, llegaron al lugar del accidente e intuyeron que el vehículo que se habían cruzado estaba implicado en ese atropello, por lo que el conductor dio la vuelta y buscaron ese mismo vehículo, que lo encontraron estacionado poco después junto a un parque de la zona.

Ambos testigos han añadido que la mujer polaca había bajado del coche e intentaba colocar el retrovisor dañado, por lo que uno de los hombres le retiró las llaves para que no pudiera irse del lugar.

Uno de ellos ha relatado que volvió al lugar del accidente para informar a la Guardia Civil y a la Policía Local de Campos de que su amigo había retenido a la mujer polaca y que "no se aguantaba ni de pie" y "olía a alcohol".

Un guardia civil que ha acudió al lugar del atropello ha declarado posteriormente también ha incidido en que a la mujer le costaba mantenerse en pie y ha detallado que tenía "los ojos vidriosos" y que parecía estar en estado de shock.

Otro agente ha dicho que se dirigió a ellos en español, aunque éste era "muy malo" y ha indicado que no parecía que fuera consciente de que había atropellado a alguien. "Se vino abajo en comisaría cuando le dijeron que había muerto Paula", ha añadido.

El marido de la acusada y propietario del vehículo, al que se le acusa como responsable civil subsidiario, ha contestado solo a las preguntas de su abogado y ha señalado que autorizó a su mujer para conducir el coche.

El padre de la joven ha declarado que toma ansiolíticos y antidepresivos desde el fallecimiento de su hija y que solicitó la baja laboral durante seis meses por el estrés postraumático.

"Nuestra vida ha cambiado radicalmente, cuando cierro un ojo para dormir oigo la llamada de sus amigas tras el accidente", ha explicado el padre de la víctima.

La madre de Paula ha recalcado durante su declaración que en este tipo de situaciones "la justicia es injusta", por lo que junto a sus familiares han recogido firmas para que se endurezcan las penad por estos tipos de delitos.