Los padres y el hermano de Paula Fornés explicaron en el juicio las secuelas que les ha dejado la muerte de la adolescente atropellada. Los tres contaron que desde el fallecimiento están bajo tratamiento psicológico y medicados. "Es imposible llevar una vida normal", resumió la madre.

Gabriel Fornés, el padre de la víctima, contó que tras el atropello estuvo seis meses de baja, situación que se ha repetido ahora ante la celebración del juicio. "Nuestra vida ha cambiado de forma radical. Es muy difícil levantarse cada mañana. Necesito medicación para dormir; cada vez que cierro los ojos oigo la llamada de las amigas de mi hija", afirmó. Fornés recordó que, junto a otros cinco familias de víctimas de conductores ebrios o drogados pusieron en marcha una campaña para endurecer las penas por estos delitos.

La madre, María Rodríguez, contó que todavía acude al psicólogo y sigue un tratamiento de salud mental. "Es imposible llevar una vida normal. En el día a día esto afecta al cien por cien. Te das cuenta de que la justicia es injusta", dijo la mujer.

La fiscalía reclama que la conductora acusada indemnice a los tres familiares con un total de 167.000 euros.

La sala donde se celebró el juicio estuvo repleta de allegados a Paula Fornés, a los que el magistrado tuvo que llamar la atención varias veces ante sus comentarios sobre la declaración de la acusada o las preguntas de su abogado.