El pasado viernes se celebró en un juzgado de lo Social de Palma un juicio por el recurso planteado por un trabajador de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) contra una sanción de 15 días de empleo y sueldo que se le impuso por dejar en la sala de descanso del personal "infinidad de copias" de un escrito que, a juicio de la dirección de la empresa, era "totalmente ofensivo y puede herir la sensibilidad de los trabajadores".

El texto en cuestión es un remedo mallorquín de Charles Bukowsi, aunque sin un ápice del talento del autor de Factótum. En un lenguaje totalmente irreproducible en horario infantil relata un supuesto escarceo del protagonista con una amiga en la playa de Ciutat Jardí, que parece expresar más bien su deseo que la realidad. El trabajador sancionado niega ser el autor y añade que fue escrito por otra persona para el diario L'Estel. También rechaza haber dejado las copias en el centro de trabajo, aunque admite que se incluyó en un boletín interno del sindicato al que representa. También considera desproporcionada la sanción de 15 días de empleo y sueldo, ya que los hechos no suponen un incumplimiento de su relación laboral. Por otro lado, y dejando a un lado su falta de gracia, resulta difícil pensar que a estas alturas un texto así pueda herir la sensibilidad de nadie.

Una boda junto a la tragedia

El pasado domingo una mujer brasileña de 41 años falleció de una forma especialmente trágica en Dalt Murada de Palma. Una palmera, empujada por una fuerte racha de viento, se tronchó y casi media tonelada le cayó encima ante los ojos de su hija de diez años y su actual pareja, que caminaban unos metros detrás de ella. La Policía Nacional acordonó todos los accesos mientras se realizaba una inspección ocular para esclarecer lo ocurrido y se aguardaba la llegada de la comisión judicial para el levantamiento del cadáver. Entonces, una pareja de recién casados salió de la Seu y se disponía a bajar la escalinata cuando se topó con un cordón policial les cortaba el paso. Ni cortos ni perezosos se agacharon y decidieron saltarse el precinto para comenzar a bajar los escalones, a escasos metros de distancia del cadáver de la víctima. Un agente de la Policía Nacional se percató de su presencia y de que habían hecho caso omiso al cordon policial y les soltó un descomunal rapapolvo. La pareja de recién casados abandonó la escena cabizbaja y cariacontecida.

Material combustible

La mañana del jueves toneladas de papel reciclado apilados en palés se quemaron ante una nave industrial del polígono en Marratxí. El crepitar de las llamas desató la alarma entre los trabajadores, que vieron cómo su puesto de trabajo podría verse reducido a cenizas, junto con las llamas. Sin vacilar, una veintena de personas cogieron una manguera y rociaron con una manguera para tratar de contener el avance de las llamas. Pero las fuertes rachas de viento actuaron en su contra y reavivaban el fuego una y otra vez. Durante interminables minutos pugnaron contra el incendio, pero todo era inútil. Un gran contingente de bomberos trabajó durante doce horas para extinguir el fuego.

Los problemas crecen

El adolescente acusado de matar a su madre en s'Arenal el pasado mes de mayo se ha metido en otro lío. El chico, de 16 años, está recluido en un centro de menores y tiene prohibido comunicarse con su novia, también menor e internada en otro centro por su presunta implicación en el crimen. Hace unos días, él quebrantó esta medida cautelar y le escribió una carta. La misiva fue interceptada y el joven podría enfrentarse ahora a una nueva acusación.

Confundido

Un hombre acusado de robar a unos turistas fue juzgado esta semana en Palma. Cuando la magistrada le preguntó si se declaraba culpable, sorprendentemente dijo que sí. Pero rectificó enseguida y negó todos los cargos. Así que la vista oral acabó celebrándose.

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