La fiscalía pide penas que suman 72 años y cinco meses de prisión para dos bandas de narcotraficantes que introducían cocaína y cannabis en Mallorca, desde Barcelona, para luego distribuirla en Calvià y Andratx entre 2017 y 2018.

Ocho de los diez acusados comparecieron este lunes ante el tribunal de la sección segunda en la Audiencia de Palma, donde se celebró una vista previa. Dos sospechosos se encuentran en paradero desconocido y otros dos permanecen en prisión provisional desde abril de 2018. Precisamente, el fiscal antidroga de Balears pidió una fianza de 12.000 euros para ambos para que puedan eludir la cárcel. Sus abogados defensores no se opusieron a que sus clientes queden libres, pero solicitaron una caución menor de 5.000 euros atendiendo a su capacidad económica.

Las defensas anunciaron las cuestiones previas que van a plantear, entre ellas, la nulidad de dos autos judiciales al considerar que se había vulnerado el derecho al secreto de las comunicaciones. Los abogados pedirán la nulidad de los pinchazos telefónicos.

Además, una de las defensas pidió que los acusados declaren al final del juicio para garantizar más el derecho de defensa, propuesta a la que se adherieron otros compañeros. El fiscal se opuso. Finalmente, el tribunal resolvió que el guardia civil que investigó el caso declare en primer lugar y luego sea el turno de los sospechosos.

El ministerio público acusa los procesados de un delito contra la salud pública y otro de integración en grupo criminal. A uno de los encausados también le imputa tenencia ilícita de armas porque presuntamente entregó un paquete a un testigo que contenía una pistola semiautomática en perfecto estado de funcionamiento, de procedencia belga, que no fue introducida legalmente en España. La fiscalía reclama penas de entre diez y cinco años de cárcel para los sospechosos.

Los acusados formaron parte de dos bandas estructuradas dedicadas al narcotráfico a gran escala, según el fiscal. Una de ellas se dedicaba a introducir grandes partidas de cocaína y cannabis en Mallorca por vía marítima desde Barcelona, mientras que la otra presuntamente distribuía las sustancias en Andratx y Calvià.

Los cabecillas de la organización se aprovechaban de que uno de sus colaboradores trabajaba en una empresa de transportes y utilizaban a un camionero para hacer la función de 'correo' y transportar los alijos a Palma. Una vez en la isla, contaban con una red que se dedicaba a vender la droga en Calvià y Andratx tanto en un domicilio como en la puerta de un local, en la calle. Los sospechosos se repartían las funciones. Unos guardaban la sustancia, otros guardaban el dinero, otros captaban clientes y otros vendían.

La Guardia Civil tuvo conocimiento que en abril de 2018 la banda preparaba un alijo para transportarlo a la isla. Antes de que la droga llegara a Mallorca, los agentes intervinieron y acudieron a una empresa de un pueblo de Barcelona, donde detuvieron a un camionero. En la taquilla de los vestuarios le intervinieron una caja de cartón con una bolsa de plástico que contenía un kilo de cocaína de gran pureza valorada en cerca de 200.000 euros.

Luego, los investigadores llevaron a cabo varios registros domiciliarios, la mayoría en Andratx, donde se incautaron de cannabis, balanzas de precisión y otros útiles.