"He sido yo, he sido yo. Yo los he matado". Esta palabras fueron pronunciadas presuntamente por el supuesto parricida de Costa d'en Blanes después de asesinar a puñaladas a su padrastro y de apuñalar gravemente a su madre. Así lo declaró ayer ante el tribunal del jurado el mando de la Guardia Civil que encabezó la investigación del caso al recordar el comportamiento del acusado tras acudir a la escena del crimen.

Tanto los agentes de la Policía Local de Calvià como los efectivos de la Guardia Civil que se personaron el 11 de enero de 2018 en el chalé del número 23 de la calle Santa Lavinia de Costa d'en Blanes coincidieron ayer en señalar que Bogdan K,, de 29 años, estaba "tranquilo".

Tal y como declararon ayer en la sala los testigos de la Policía Local de Calvià y del instituto armado que actuaron el día de autos, el presunto asesino tenía restos de sangre en las manos, el cuello y en la ropa. Las salpicaduras habían llegado incluso al techo, lo que daba una idea de la brutalidad empleada por el asesino al asestar las puñaladas para acabar con la vida de las víctimas.

Tras la confesión espontánea de Bogdan K. de lo que creía que era un doble crimen -no sabía aún que su madre estaba viva- los agentes de la Policía Local le esposaron. "Me sorprendía lo tranquilo que estaba", recalcó uno de los policías.

Los agentes que se adentraron en el chalé se encontraron una escena propia de una película de terror. El cadáver de Pere Antoni Serra, completamente ensangrentado, yacía junto a la hoja de un cuchillo y el taco roto de billar que había utilizado para intentar que su hijastro dejara de atacar a su esposa.

Por su parte, la madre del presunto asesino se movió mientras agonizaba. Un agente de la Policía Local la cubrió con una manta. Posteriormente las asistencias sanitarias lograron estabilizarla.

Puñaladas mortales

Según relataron ayer en la sala los agentes actuantes, varios vecinos se habían concentrado en la puerta del inmueble. Algunos de ellos avisaron a los servicios de emergencia tras escuchar aterrados los gritos de las víctimas mientras recibían las cuchilladas, presuntamente asestadas por Bogdan.

Por su parte, el forense Javier Alarcón compareció ayer en la sala para desglosar las puñaladas que recibió la madre del encausado y la gravedad que estas representaban. El facultativo precisó ante el tribunal del jurado que algunas de estas cuchilladas le podrían haber causado la muerte de no haber sido intervenida quirúrgicamente de urgencia en el quirófano.

En concreto, Alarcón precisó que de la veintena de cuchilladas que recibió la madre las más letales fueron las que le afectaron el pulmón y el intestino. La primera le causó un neumotórax y le podría haber provocado la muerte por asfixia. La segunda hizo que salieran heces del colon, con el consiguiente riesgo de infección y de septicemia.

El médico forense también indicó que la madre del presunto asesino sufría estrés postraumático. El hecho de que fuera su propio hijo el presunto autor de las cuchilladas había agudizado esta circunstancia. Los síntomas de "desánimo y tristeza" que presentaba la víctima avalaban esta hipótesis. No obstante Javier Alarcón resaltó la "fuerza psíquica admirable" de esta mujer "tras haber sido también testigo de la muerte de su marido" causadas por las reiteradas puñaladas asestadas por su vástago.

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