Una joven carterista de 30 años se había especializado en los denominados hurtos 'amorosos' a personas de edad avanzada. Con el pretexto de buscar un trabajo, se acercaba a las víctimas, las acariciaba y les quitaba el reloj, los anillos y otros objetos de valor. La Policía Nacional la detuvo el sábado en Palma cuando acababa de llegar a la isla procedente de Grecia.

Además de en Balears, la delincuente había cometido numerosas fechorías en puntos tan dispares de la geografía española como Madrid, Cataluña, Málaga o Canarias. Las denuncias de las víctimas se habían acumulado y muchas de ellas señalaban a esta misma carterista.

La ladrona mostraba una actitud muy afectuosa con las víctimas. No escatimaba elogios hacia su apariencia o su atuendo y mostraba un supuesto interés por su salud. A continuación buscaba el contacto físico y les tocaba los brazos. Decía estar embarazada y que buscaba trabajo.

En el transcurso de la conversación, la delincuente daba sobradas muestras de sus habilidades como carterista. Sin que las víctimas se dieran cuenta, les sustrajo a tres de ellas, el reloj, anillos de oro y un colgante por valor de 4.000 euros.