Perica B., un okupa de origen belga de 52 años, ha reconocido hoy ante el jurado popular en la Audiencia de Palma que mató a otro hombre a golpes con una barra de hierro en la madrugada del pasado 21 de marzo de 2017 en el complejo abandonado Delfinario de ses Salines de Sant Jordi, en Sant Josep de sa Talaia, en Ibiza.

"Le golpeé con la barra de hierro, pero no le quería matar. Como era oscuro, no sabía dónde le pegaba", ha manifestado el sospechoso al inicio de la vista oral.

La fiscalía y la defensa han alcanzado un acuerdo, pero el juicio se está celebrando. El encausado se enfrentaba inicialmente a una condena de 18 años de prisión por un delito de asesinato, pero se prevé que el ministerio público rebaje considerablemente su solicitud y califique los hechos como un homicidio.

"Estoy arrepentido por lo ocurrido. Me declaro culpable de lo que pasó, pero hay cosas con las que no estoy de acuerdo. Hubo una discusión previa con él. Él vino antes, me amenazó, vino con una maza... Y yo después le golpeé cuando dormía. Estuve en shock, emocionalmente destruido. Cuando me di cuenta, pensé ´madre mía lo que ha pasado´. Yo no tenía intención de matarle", ha insistido el hombre, que permanece preso desde marzo de 2017.

"Yo nunca he tenido ningún antecedente, he viajado por todo el mundo y nunca he tenido ningún problema", se ha excusado el sospechoso, vestido completamente de blanco, con un moño y un gran pendiente en su oreja izquierda.

"Yo le pegué con una barra alta, larga. No sé dónde le daba, estaba oscuro, vi una sombra, él gritó, saltó. Yo luego me quedé allí, colaboré, quería curarle...", ha argumentado el encausado.

La víctima, un suizo de 57 años, falleció como consecuencia de las numerosas heridas sufridas debido a un shock traumático por politraumatismo.

La fiscal ha mantenido que en un primer momento los dos hombres discutieron, el acusado se sintió amenazado y luego cogió una barra de hierro con la que le golpeó en varias ocasiones en la cabeza y el tórax. Las lesiones fueron gravísimas tanto en el cráneo como en el pecho y le ocasionaron la muerte.

Los forenses han recalcado que en el ataque tuvo que emplear una gran potencia ya que le causó el hundimiento de la bóveda craneal y una fractura en el arco costal que penetró en un pulmón. "Se necesita una gran potencia para causar estas lesiones", ha manifestado el forense.

Los facultativos han señalado que llevaron a cabo el levantamiento del cadáver en dos fases. "Primero, parecía una muerte accidental, pero había cosas que no nos coincidían. Por eso, requerimos la presencia de la Policía Judicial", ha subrayado el perito. El forense ha detallado que detectaron dos grupos de lesiones muy graves causadas con un objeto contuso. Por un lado, cuatro heridas en el cráneo, con fracturas y hundimiento de la bóveda craneal, mientras que, por otro, también había lesiones importantes en el tórax que causaron un neumotórax. "Estos dos grupos de lesiones por separado ya son capaces de causar la muerte de una persona", ha concluido el médico.

El especialista ha recordado que el fallecido presentaba lesiones de defensa en las manos. "Hubo un intento de coger el objeto con el que le golpearon. Son lesiones de mínima entidad. No hubo un gran forcejeo", ha puntualizado.

Por su parte, la psicóloga forense ha confirmado que el acusado padece un trastorno de personalidad esquizotípico y que es una persona vulnerable a cualquier situación de estrés. "Piensa que todo va dirigido hacia él, tiene pensamientos y discursos extraños, suspicacias, tiene miedos, cree que todo va dirigido contra él. Percibe la realidad de forma distorsionada, pero él diferencia realidad de fantasía. Es una persona solitaria, se siente amenazado", ha destacado la perito, que no ha podido confirmar que en el momento de los hechos tuviera completamente afectadas sus capacidades mentales.

Un investigador de la Guardia Civil ha manifestado que, en un primer momento, el sospechoso les dijo que el perjudicado se había caído por una ventana de forma accidental y que se había golpeado la cabeza contra un depósito de agua. Con posterioridad, declaró que la víctima le había estado increpando toda la noche y amenazando y, por eso, cogió una barra de hierro y le golpeó, pero no con la intención de matarlo.