Dos jóvenes operarios que resultaron heridos con quemaduras de extrema gravedad tras la explosión en un transformador eléctrico en el que trabajaban en el estadio de Son Moix durante los preparativos de un partido de fútbol entre España y Bielorrusia a mediados de octubre de 2013 han sido indemnizados con cerca de un millón de euros por las compañías aseguradoras. Ambos empleados quedaron incapacitados.

El grave accidente laboral ocurrido en el campo de fútbol de Palma el día antes del partido de La Roja ha acabado con la condena de una pareja de empresarios, instaladores eléctricos. Un juzgado de Palma les ha impuesto sendas penas de un año de prisión por un delito contra los derechos de los trabajadores en concurso con otros tres delitos de lesiones imprudentes, ya que tres empleados resultaron heridos.

Los dos acusados se conformaron con los hechos y la condena. Inicialmente la fiscalía pedía tres años de cárcel para cada uno. A uno de los sospechosos se le ha sustituido la pena por dos años de multa, mientras que al otro se le ha suspendido la condena durante tres años y también ha sido inhabilitado durante un año para trabajar como empresaria de instaladoras de electricidad.

Los dos encausados, según detalla la sentencia, que es firme, pusieron en riesgo a sus trabajadores y no dieron instrucciones concretas de cómo protegerse ante estos riesgos ni facilitaron los equipos de protección individual adecuados, como guantes, ropa ignífuga, mascarillas, pantalla de protección o mantas de goma o de vinilo para proteger la zona junto a la que trabajaban.

Los hechos ocurrieron el 10 de octubre de 2013 sobre las tres de la tarde, cuando dos empleados trabajaban en un transformador del estadio de Son Moix durante los preparativos del partido de fútbol que al día siguiente debían jugar las selecciones nacionales de España y Bielorrusia.

El Real Mallorca había alquilado dos generadores de emergencia con el objeto de dar cumplimiento a la exigencia de la Federación Española de Fútbol de que el estadio contara con un suministro eléctrico de emergencia del 100% para continuar el partido en el supuesto de un corte de luz. También contrató a la empresa instaladora de los acusados para que conectara los generadores de emergencia a los cuadros eléctricos de Son Moix

Dos explosiones

El estadio palmesano disponía de dos estaciones transformadoras alimentadas en media tensión. Una de ellas, a su vez, contaba con dos transformadores que pasaban la corriente de media a baja tensión. Los acusados dieron la orden a sus empleados para que conectaran los generadores a los cuadros eléctricos del estadio sin evaluar correctamente los riesgos que la media tensión comportaba. Se cortó el suministro eléctrico de la parte superior del cuadro en el que se iban a realizar las conexiones, si bien la parte inferior continuó tensionada, con el peligro que ello entrañaba.

Pasadas las dos del mediodía del 10 de octubre de 2013 los dos trabajadores empezaron a perforar con un taladro percutor la parte superior del cuadro eléctrico para realizar las conexiones. Los operarios se iban turnando porque la tarea era ardua y aplicaban un spray lubricante cuando notaban que la broca se calentaba. Al percatarse de que al perforar se generaban unas virutas de cobre de hasta 19 centímetros de longitud, decidieron emplear una caja de cartón para que no entrasen en contacto con las pletinas y con elementos de la parte inferior en tensión.

Mientras perforaban el cuadro, las virutas de cobre entraron en contacto con las pletinas, con una corriente que en ese momento tenía una intensidad de 19.073 amperios en la parte inferior, lo que produjo un arco eléctrico y una gran explosión que alcanzó a ambos trabajadores. Los dos jóvenes operarios sufrieron gravísimas quemaduras. Tras el estallido, un empleado de una operadora de televisión acudió en su auxilio y en ese momento se produjo una segunda explosión que le lanzó contra una puerta y le produjo lesiones.

Uno de los perjudicados, de 31 años en la fecha de los hechos, sufrió quemaduras en el 70% de su cuerpo, fue trasladado al hospital de la Vall d'Hebron de Barcelona, le operaron en múltiples ocasiones y padeció muchas complicaciones. Permaneció hospitalizado 152 días y tardó en curar de las severas heridas dos años y medio. Le han quedado severas secuelas como una capacidad pulmonar por debajo del 50%, limitaciones funcionales y cicatrices que le provocan un gran perjuicio estético. Tras el siniestro la Seguridad Social reconoció su incapacidad para realizar cualquier trabajo. Las aseguradoras han abonado como compensación unos 750.000 euros por las lesiones y secuelas.

Mientras, su compañero, que entonces tenía 27 años, resultó también herido muy grave con quemaduras de segundo grado en el 40% de su cuerpo y con un desgarro de retina en el ojo derecho. Este empleado también permaneció en la unidad de quemados del hospital de Barcelona. Fue sometido a múltiples intervenciones quirúrgicas, pasó 57 días en el hospital y tardó en sanar de las lesiones 434 días.

Arrastra como secuelas una limitación de la movilidad de las articulaciones, artrosis postraumática, dolor en el hombro, le tuvieron que colocar una lente intraocular y sufre un gran perjuicio estético por las cicatrices que le quedaron.

La Seguridad Social reconoció su incapacidad total y permanente para su trabajo, debiendo evitar ocupaciones al aire libre, la radiación solar y la posibilidad de sufrir traumatismos sobre las zonas cutáneas afectadas. Este afectado ha sido indemnizado con 180.000 euros. Un tercer trabajador, de 51 años, el empleado de una operadora televisiva que acudió a auxiliar a los electricistas tras la primera explosión, también resultó herido, pero de menor gravedad, en la segunda deflagración que le lanzó contra una puerta. Este hombre sufrió lesiones en el hombro y el tímpano, por lo que ha sido indemnizado con 4.000 euros.