El monitor del colegio de San Agustín, acusado de abusar de un grupo de alumnos menores de edad, eliminó antes de ser detenidos los archivos pedófilos que había grabado en su ordenador. Sin embargo, la Policía logró recuperar dichas pruebas, que demostraban que el acusado, Samuel A.R., había realizado fotografias y vídeos eróticos de los alumnos. Este material fue visionado por los policías, que comprobaron con las imágenes que los hechos que denunciaban los menores eran ciertos.

En la segunda sesión del juicio, que se ha celebrado a puerta cerrada en su mayor parte, han declarado los policías que realizaron la investigación. Los agentes que tomaron declaración a los menores han explicado que los alumnos se sentían muy decepcionados porque al acusado lo consideraban su amigo. Les había dado clases de religión y también actuaba de monitor. Los investigadores han detallado que todo el material que se utiliza como prueba fue localizado en el domicilio del acusado, para quien la fiscalía reclama una condena de 31 años de prisión.

Las dos médicas forenses que realizaron el estudio sobre el estado mental del acusado han confirmado que el monitor se mostró muy colaborador en todo momento. El acusado sufre un ligero retraso mental, calificado de "leve" que no le impide, según han señalado los peritos, manejar los equipos informáticos.

El primer estudio se le realizó el día que fue detenido cuando estaba en el juzgado de guardia. La doctora ha señalado que el acusado le reconoció que estaba detenido "porque hice cosas que no debía haber hecho", sin indicarle a qué se estaba refiriendo. La forense ha dicho que el acusado tenía la capacidad de comprender que cuando estaba tocando a los menores estaba cometiendo un delito, si bien no conocía el alcance de la gravedad de sus hechos.

Cuando estaba en prisión fue sometido a varias entrevistas para conocer su estado mental. Las peritos han señalado que su actitud ya fue otra cuando respondió a los test de inteligencia. Respondió con mucha lentitud y los resultados que se obtuvieron eran equivalentes a los de un niño de seis años. Por ello, las forenses no han descartado que hubiera sido instruido antes de que se sometiera a estas pruebas.

Esta tarde esta previsto que continúe el juicio con la declaración de varias de las víctimas, que explicarán su versión al tribunal a puerta cerrada.

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