Uno de los vecinos del número 36 de la calle Indalecio Prieto de Palma, donde el viernes por la noche un anciano de 78 años mató de una puñalada en el cuello con unas tijeras a su compañero de piso, un ecuatoriano de 50, les oyó mantener una fuerte discusión ese mismo día, apenas doce horas antes de la agresión.

"¡Ten cuidado conmigo!", escuchó que gritaba la víctima al presunto homicida, al que reconoció por su acento portugués. Otros conocidos recuerdan que la relación entre los dos compañeros de piso se habían deteriorado hacía tiempo, y que el anciano se había encontrado varias veces con la puerta del domicilio bloqueada, por lo que había tenido que pedir permiso al vecino de al lado para entrar a través de su terraza.

El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional ultimaba ayer las diligencias del caso, a la espera de pasar hoy mismo al detenido a disposición judicial. Se trata de Antonio S.A., portugués de 78 años, que presuntamente mató tras propinar una puñalada con unas tijeras a su compañero de piso, el ecuatoriano Martín Elías Espinoza, de 50 años, sobre las once y media de la noche en su domicilio, un primer piso del número 36 de la calle Indalecio Prietol, en la barriada palmesana de Son Gotleu.

En sus primeras declaraciones ante la Policía, el anciano manifestó que mató a la víctima durante una pelea. Dijo que su compañero de piso esgrimía una botella, y que entonces él cogió unas tijeras y se las clavó en el cuello. La puñalada le seccionó la yugular y le provocó una intensa hemorragia. El hombre dio aviso a los servicios de emergencia y dotaciones de la Policía Nacional y Policía Local y dos ambulancias del 061 acudieron al lugar y hallaron a la víctima malherida. El hombre estaba ya en situación de parada cardiorrespiratoria. Aunque los sanitarios lograron reanimarle y trasladarle a Son Espases, falleció sobre las tres de la madrugada en el hospital.

Los vecinos de la finca les recuerdan como dos hombres tranquilosvecinos de la finca les recuerdan como dos hombres tranquilos, que no habían protagonizado ningún incidente grave anterior, aunque algunos testimonios apuntan a que su relación se había desteriorado durante el tiempo que llevaban compartiendo piso. Algunos testigos indicaron que el anciano portugués estuvo una temporada sin llaves del portal de la calle, por lo que tenía que esperar a que entrara o saliera algún vecino para que le abriera la puerta. Otro de los residentes explicó que hace un par de meses, el hombre tuvo que entrar en su casa a través de la terraza del piso contiguo porque su compañero le había dejado las llaves en la cerradura y no podía abrir la puerta. Al parecer esta situación se había repetido posteriormente.

El mismo día del crimen, sobre las doce y media del mediodía -unas doce horas antes de la agresión- otro vecino que salía a la calle oyó una fuerte discusión en el domicilio. Entre los gritos reconoció el acento portugués del anciano. Recuerda que el otro hombre le dijo: "¡Ten cuidado conmigo!" y que el detenido le respondió con amenazas semejantes.

La Policía trata de determinar si el homicidio se cometió durante una pelea, como habría mantenido el detenido. El ciudadano portugués dijo que su compañero le atacó con una botella, pero no presentaba ninguna lesión que demostrara que había sido golpeado. La víctima, al parecer, tampoco presentaba más heridas que la puñalada en el cuello que le causó la muerte.

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