Al acabar su jornada, la joven socorrista Macarena Cabrujo se percató de que un niño estaba teniendo problemas para regresar a la orilla. A pesar de la fuerte resaca que había en la playa y de no contar con material de rescate, se lanzó a buscarlo.

"El mar tiraba con mucha fuerza. Aunque puedo puedo aguantar horas en el mar, sabía el riesgo al que me enfrentaba", afirmó la socorrista. Cuando llegó hasta el niño, éste se desmayó agotado por el esfuerzo. Cabrujo decidió nadar hasta la boya más cercana y esperar a que se recupera y llegara ayuda. Tras unos minutos, el niño recuperó la conciencia y le preguntó si estaban vivos y si iban a salvarse. Ella fue tranquilizándole, pero su esfuerzo no había hecho más que empezar.

Las malas condiciones del mar la obligaron a volver a la orilla a nado en un esfuerzo de gran envergadura que le llevó a nadar los 200 metros más largos de su vida. El niño, al llegar a la playa no quería separarse de la socorrista e preguntó si se iban a volver a ver, según informó el Institut Balear d'Emergències en su página web.

Desde la Policía Local, así como del Institut Balear d'Emergències y otras instituciones han felicitado a la joven socorrista por el esfuerzo realizado en una situación crítica como la que se dio el pasado domingo.