Un juzgado de Palma ha imputado un delito de asesinato a un ciudadano rumano que actualmente está preso en Francia por presuntamente matar a puñaladas a un compatriota, Vasile Manole Costica, un indigente de 49 años cuyo cadáver apareció en una zona de campo cerca de Cala Pi, en Llucmajor, el pasado 29 de octubre de 2018.

El sospechoso fue detenido y encarcelado en Niza a principios de este año por acuchillar a otro hombre en la ciudad francesa. No será extraditado a España hasta que no salde los casos que tiene pendientes en el país galo. Se trata de una persona muy violenta, con numerosos antecedentes, que residía muy cerca del fallecido en un asentamiento de chabolas en las proximidades del polígono de Son Rossinyol, en Palma.

Como por ahora resulta imposible que el acusado sea trasladado de Francia a Palma, el juzgado que investiga el crimen de Cala Pi le ha citado para mediados del próximo mes de octubre para que preste declaración en calidad de investigado por un delito de asesinato.

El hombre podrá comparecer a través de videoconferencia desde Francia. Mientras, en la isla, estarán presentes la magistrada instructora, el fiscal y el abogado defensor, que le interrogarán.

El sospechoso, de origen rumano, se marchó de la isla de forma precipitada al poco tiempo de ser descubierto el cuerpo sin vida de Vasile Manole Costica. Compró un billete de barco en una agencia de Palma y zarpó en un ferry con destino a Barcelona. Luego, huyó al norte de España y desde allí viajó a Francia.

La Guardia Civil le seguía los pasos de cerca. Los investigadores sabían que se encontraba en el país galo porque detectaron movimientos bancarios allí. Sobre él pesaba una orden de búsqueda y captura europea por el crimen de Cala Pi. Cuando fue arrestado a principios de 2019 por apuñalar a otro hombre en Niza, las autoridades comprobaron que estaba siendo buscado en Palma.

Octubre de 2018

El cadáver de la víctima, de 49 años, fue hallado en una finca rústica tras una pared de piedra junto a la carretera de Cala Pi, en Llucmajor, en la tarde del 29 de octubre de 2018, si bien los investigadores sospechaban que el crimen pudo ocurrir uno o dos días antes en Palma. El fallecido, que frecuentaba el centro de transeúntes de Ca l'Ardiaca, recibió una paliza y varias cuchilladas, entre ellas una herida de degüello. Sufrió una pérdida masiva de sangre, lo que le produjo la muerte. La autopsia confirmó que su asesino se ensañó con él.

Un buscador de setas fue el que encontró el cuerpo sin vida del indigente. En un primer momento, se barajó la posibilidad de que el hombre hubiera muerto por causas naturales o debido a una caída accidental, si bien la autopsia echó por tierra estas hipótesis y determinó que se trataba de una muerte violenta de origen homicida. La Policía Judicial de la Guardia Civil se volcó en la resolución del caso. Los agentes identificaron a la víctima como un indigente de Palma. Luego, los investigadores se centraron en un pequeño asentamiento de chabolas en el polígono de Son Rossinyol, donde el fallecido y el sospechoso solían pernoctar. El 15 de noviembre de 2018, la Guardia Civil, con la ayuda de un perro adiestrado, inspeccionó la infravivienda del acusado en busca de pruebas y restos de sangre ante la posibilidad de que allí hubiera ocurrido el crimen.

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