Las primeras investigaciones realizadas por la Guardia Civil han concluido que el australiano de 40 años que falleció el pasado viernes cuando buceaba con un propulsor en aguas de Formentera no llevaba la señalización preceptiva, por lo que el tripulante de la lancha que lo arrolló no pudo verlo.

El accidente ocurrió sobre las siete de la tarde en Formentera. La víctima era Stephen Harold Jones, australiano de 40 años que pasaba sus vacaciones en Eivissa y se había deplazado con un grupo de ocho personas a pasar el día en Formentera.

El hombre estaba buceando con un propulsor modelo Seaboo, cuando fue arrollado por una lancha. Las hélices le causaron gravísimas lesiones en las piernas y aunque fue trasladado rápidamente a la playa y se movilizó una ambulancia, no se pudo evitar que falleciera desangrado.

La Guardia Civil abrió una investigación sobre lo ocurrido y ha determinado que el buceador no llevaba la señalización pertinente para marcar su posición, por lo que los tripulantes de la lancha no pudieron verle. El tripulante tenía en regla tanto su documentación como la de la embarcación.