La Guardia Civil abrió las puertas de la Comandancia de Palma el pasado martes a setenta niños de centros de educación especial y de acogida, dentro de los actos de celebración del 175 aniversario de su fundación. Los guardias se volcaron con sus visitantes y organizaron una exposición del material que utilizan las distintas unidades en su trabajo diario. Desde una moto con la que patrullan los agentes de tráfico a los equipos de escalada del Grupo de Rescate o los escudos de los antidisturbios. Fue uno de los últimos actos que preside Rosario Sánchez como delegada del Gobierno antes de ser consellera. Pero la estrella fue Bones, un cachorro de seis meses de pastor belga que está siendo adiestrado por el Grupo Cinológico en la búsqueda de personas desaparecidas. Los niños hacían cola para acariciarlo, y Bones demostró una paciencia de santo. El acto contó con una actuación de Jaume Anglada y partidos de fútbol y baloncesto en los que participaron deportistas profesionales como Tano Bonnín, Juanan González, Patricia Mascaró o Pili Espadas. Todo un lujo.

Macabro recuento

Con la llegada de la temporada alta turística empiezan a dispararse los casos de turistas que caen desde los balcones de sus hoteles. Un fenómeno bautizado hace años como 'balconing' que tiene ya hasta su propia competición. Un usuario de Twitter ha puesto en marcha la Balcon League, un recuento de las víctimas por nacionalidades. Cada país suma tres puntos por un fallecido y uno por cada herido. Reino Unido lidera de momento la clasificación con seis tantos.

Las cosas claras

Durante el juicio a la mujer acusada de matar a su marido mujer acusada de matar a su marido en Cala Millor, un perito contratado por la defensa expuso sus cuatro informes para defender la inocencia de la sospechosa. Sus explicaciones estuvieron plagadas de términos científicos, pero trató de hacerlo comprensible para el jurado. Cuando hablaba de las manchas de sangre, definió una de ellas como "aguachirri". La declaración de este perito se prolongó durante varias horas. Y encima tuvo que repetirla. Cuando llevaba más de una hora y media hablando, el magistrado descubrió que tenía el micrófono apagado y su testimonio no se estaba grabando. Tras detener la vista, se optó por hacerle repetir sus explicaciones. De forma resumida, claro.

Demasiado alto

Durante una de las sesiones del juicio empezó a colarse en la sala la voz de una magistrada, cuyo despacho es contiguo a la sala del jurado. La agente judicial fue a pedirle que bajara la voz.