Cruce de acusaciones por la muerte de la niña en el colegio La Salle. Dos trabajadoras del centro escolar en el que falleció una alumna de cuatro años alérgica a la proteína de la leche tras tomar un helado de nata se culpan mutuamente de haber dado el alimento a la menor. En sus declaraciones ante la Policía, en calidad de investigadas y en presencia de sus abogados, la camarera encargada de la comida de los alumnos alérgicos y la monitora del comedor trataron de sacudirse la responsabilidad de lo ocurrido el pasado 24 de mayo. Los padres de la menor, por su parte, han declarado a la Policía que no era la primera vez que en el colegio le daban a su hija alimentos que no podía tomar y denunciaron el descontrol en la enfermería del centro educativo.

El grupo de Homicidios de la Policía Nacional, encargado de las pesquisas, interrogó hace unas semanas por separado a las dos empleadas como investigadas por un delito de homicidio imprudente. La monitora del comedor explicó que el día de los hechos se dirigió a la camarera encargada de los niños alérgicos para pedirle el postre de la víctima, refiriéndose a ella como "mi niña", algo habitual en sus conversaciones. La camarera se marchó a la cocina y regresó minutos después con un sándwich helado de nata, diciéndole expresamente que era para la niña. La monitora afirmó que se lo dio en un envoltorio individual transparente y sin ninguna indicación sobre alérgenos. Admitió que sabía que la víctima era alérgica a la proteína de la leche de vaca y pensó que no podía comérselo, pero confió en la camarera y no le quitó el helado a la pequeña.

La otra investigada negó esta versión de los hechos y descartó haber entregado el helado en cuestión a la monitora. La mujer contó que el postre se dejó ese día en un carro en mitad del comedor y fueron los monitores los encargados de repartirlo. Según dijo, la monitora le pidió el postre para la niña y ella fue a buscarlo a la cocina. Cuando regresó al comedor, la monitora no estaba en la zona y no llegó a darle nada. La sospechosa añadió que para entonces el carro con los helados ya estaba en el comedor y, aunque dijo no haber visto a nadie coger el helado que tomó la niña, apuntó que cada monitora se encarga siempre del mismo grupo de alumnos. Además, afirmó que a la víctima nunca le habían dado helado de postre.

Esta empleada, pese a ser la encargada de la comida para los niños con problemas alimenticios, aseguró que sabía que la niña fallecida no podía tomar proteína de leche de vaca, pero no sabía si era alérgica o intolerante. De hecho, en la relación de alumnos con este tipo de dolencias entregada a la Policía por el dueño de la empresa que presta el servicio de comedor en La Salle no se concreta esta situación.

Los padres de la víctima revelaron, en su declaración ante los agentes del grupo de Homicidios, un incidente ocurrido en el colegio "un par de meses" antes del fallecimiento. Según dijeron, el padre estaba un día en el comedor del colegio con la niña y esta le entregó un yougur. "Esto lleva leche", le dijo la pequeña. El hombre examinó el envase y comprobó que en la etiqueta ponía "sin lactosa" pero los ingredientes especificaban que contenía proteína de leche de vaca. El padre recriminó lo ocurrido a la monitora y esta le pidió disculpas, atribuyendo lo ocurrido a un descuido de una trabajadora nueva.

La aludida, ahora investigada por la muerte de la pequeña, negó en su declaración este incidente y otros testigos aseguraron no tener conocimiento de ello.

La Policía Nacional, a la espera de que los análisis concreten si la pequeña murió por una reacción alérgica, mantiene abierta la investigación para esclarecer lo ocurrido y dirimir posibles responsabilidades.

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