Entre aspavientos, la acusada de matar a su marido en Cala Millor al descarnarle los brazos para que se lo comieran sus perros, escenificó ayer ante el tribunal del jurado cómo fue el supuesto ataque de los animales. De hecho, negó su participación y culpó a uno de los canes de haberle devorado las extremidades y causarle la muerte.

"Yo no puedo matar a ninguna persona ni a ningún animal", afirmó la encausada, rusa de 49 años, en su descargo. De acuerdo con su particular reconstrucción de los hechos, el mortal ataque de uno de los perros, el 1 de abril de 2016, a Horst Hans Henkels, de 70 años, se inició en el dormitorio y prosiguió hasta el salón.

Svetlana B. aseguró que trató de interponerse entre el perro y su esposo. La acción tuvo un supuesto efecto efímero. Según su versión de lo ocurrido, el animal habría seguido mordiendo los brazos de Horst hasta descarnarlos por completo y provocarle una muerte por hemorragia.

"Me quedé en shock sin saber qué hacer. Tomé vodka con pastillas para tratar de acabar con mi vida", indicó la procesada. La encausada negó taxativamente, como sostiene el fiscal, que su esposo se encontrara "sedado con un fármaco." "Estaba despierto", subrayó.

Durante su alocución, Svetlana insistió en que había pedido con anterioridad a su marido que se deshiciera de uno de sus perros, el macho, de una raza potencialmente peligrosa. Él se habría negado pese a haber sufrido dos violentos ataques del animal.

No obstante, la declaración de la acusada ayer ante el tribunal del jurado estuvo plagada de imprecisiones e incluso abiertas contradicciones con las realizadas en el juzgado instructor. Ante la estupefacción general, llegó a proponer que le asistiera una intérprete de ruso allegada a ella.

Respecto a sus anteriores declaraciones, la acusada justificó su contradicción con las declaraciones realizadas ayer en que, durante los meses posteriores, "estaba en shock", reiteró. Así, en algunos de estas primeras comparecencias Svetlana indicó que el mortal ataque de los perros ocurrió de madrugada y ayer sostuvo que se había producido durante el día.

En el transcurso de la exposición de los hechos a los nueve miembros del tribunal del jurado, la versión de lo ocurrido entre el fiscal y los abogados defensores fueron diametralmente opuestas.

El representante del ministerio público solicitó para la procesada una pena de 25 años de prisión por un presunto delito de asesinato con ensañamiento y alevosía. Las defensas, por su parte, reclamaron su libre absolución, al entender que no existían pruebas incriminatorias.

Tras dos años de convivencia, la pareja se casó en enero de 2016 y tres meses después murió Horst. Al ser preguntada si el fallecido la puso en el testamento, ella los reconoció. "He heredado yo y los animales", sentenció.