Un acusado ha negado este lunes en la Audiencia de Palma haber maltratado durante más de 20 años a su esposa, así como haberla sometido a un control absoluto y a todo tipo de humillaciones desde que ella se quedó embarazada de uno de sus hijos en la ciudad.

El hombre, de 50 años y que lleva preso desde enero de 2018, también ha rechazado haber amenazado a su mujer y a sus hijos y haberles exhibido armas de fuego y un cuchillo de hacer matanzas. "Tengo un escopetín de perdigones de recuerdo que mi padre me regaló y otras dos escopetas de aire comprimido que están rotas. Nunca las he sacado de casa ni las he esgrimido ante mi mujer ni mis hijos", ha indicado.

El sospechoso, que se enfrenta a una petición de condena de la fiscalía de 21 años de cárcel por maltrato habitual y abusos sexuales a sus dos hijos, ha negado los cargos de forma insistente ante el tribunal de la sección segunda. Según su versión, nunca ha menospreciado a sus hijos ni les ha golpeado. Tampoco les ha sometido a tocamientos íntimos.

"A mi mujer cuando discutíamos le decía que tenía un morro que se lo pisaba y que era tonta, pero no la insultaba ni la humillaba. Y a mis hijos no les llamaba inútiles. Ellos a mí, sí. Yo estaba superorgulloso de ellos. He discutido con ellos, pero nunca les he pegado, nunca les he tocado, ni amenazado", ha recalcado el encausado, quien ha lamentado que él sí que recibía menosprecios ya que le decían que era un pueblerino, un analfabeto, un paleto y un payés.

El hombre ha alegado que la denuncia de su familia respondía a fines económicos y que los problemas más graves surgieron cuando sus hijos fueron a estudiar fuera de Mallorca y ya no tenían un nivel económico tan alto como antes. "Quieren dinero, que yo venda la casa y mi madre venda los terrenos. Teníamos préstamos por todo, cosa que yo no sabía", ha subrayado.

"Nunca he pegado a mi mujer ni a mis hijos ni a mis perros ni a nadie", ha concluido el sospechoso, que ha roto a llorar en varios momentos de su declaración.

Mientras, su exmujer ha confirmado que sus hijos y ella vivían aterrorizados, siempre con miedo en el cuerpo por si les iba a pegar. "A veces no nos dejaba entrar en casa y otras, no nos dejaba salir. Han sido muchos años aguantando mucho daño, mucho terror, muchas palizas... Nunca me atreví a llamar a la Policía por el miedo a que no nos creyeran. Él nos decía que si algún día lo denunciábamos, nos iba a encontrar y nos iba a matar y a quemar la casa", ha explicado la víctima, protegida por un biombo.

"Me ponía el cuchillo en el cuello, también me intentaba asfixiar. Mi hijo me ha salvado la vida más de una vez y se ha puesto en medido porque tiene más fuerza. Me agarraba del cuello y cuando ya no podía respirar me soltaba. He perdido la cuenta de las agresiones", ha proseguido la perjudicada.

Según su versión, la primera agresión física la sufrió hace más de 20 años estando embarazada: "Lloré lo que no está escrito, me clavó una percha en la pierna".

La denunciante ha ratificado que sufrían amenazas de muerte y tanto ella como sus hijos eran menospreciados. "A mis hijos los ha maltratado siempre, la situación era horrible. Él se consideraba el dueño de los tres. El control que ejercía era continuo", ha apuntado.

La mujer ha señalado que acudía muchas veces al hospital y "siempre decía que me había caído, que había resbalado". En una ocasión, por las malas notas de un hijo, según su versión, le pegó una paliza al menor después de dejar un cuchillo encima del escritorio de su habitación. "Mi hijo no tuvo infancia, siempre vejaciones, siempre humillaciones. Nos inculcó el miedo. Sigo teniendo mucho miedo ahora. No es temor, es terror a que él salga", ha recalcado la perjudicada.