El hijo de la mujer asesinada en s'Arenal y su novia, detenidos el pasado martes en Bélgica tras permanecer una semana fugados, han aceptado ser extraditados a España. Ambos han comparecido antes las autoridades de ese país y han aceptado su entrega, según explicaron este viernes fuentes conocedoras del caso. Los dos adolescentes, de 16 y 17 años, serán trasladados de forma inminente y en los próximos días comparecerán en el juzgado de menores de Palma encargado del caso.

Un juez de instrucción de Bruselas habían señalado para el próximo día 31 una audiencia para examinar la situación de los dos sospechosos, como informó DIARIO de MALLORCAcomo informó DIARIO de MALLORCA. Sin embargo, los menores han mostrado su conformidad a ser extraditados a España, lo que agilizará los trámites.

Ante esta decisión, está previsto que agentes del Grupo de Localización de Fugitivos la Policía Nacional se desplacen a Bélgica de forma inminente para hacerse cargo de ellos y custodiarlos durante el traslado a nuestro país, informaron fuentes policiales. Una vez en España, los dos serán conducidos a Palma y en breve comparecerán en el juzgado de menores que ha asumido las pesquisas.

La investigación sobre la muerte de Gloria Zavala apunta a que su hijo, de 16 años, la habría estrangulado porque ella le quitó el teléfono móvil como castigo. Los forenses fecharon la muerte entre el 10 y el 12 de mayo, y aunque está claro que fue una muerte violenta no pudieron precisar la causa exacta del fallecimiento. El 14 de mayo, el hijo de Zavala, ecuatoriana de 53 años, desapareció junto a su novia, de 17 años, cuyo papel en los hechos es todavía difuso. Horas después un compañero de piso encontró el cadáver de la mujer, metido en bolsas de plástico y escondido en un arcón en el garaje de su domicilio en s'Arenal.

La Policía Nacional consiguió localizar a los dos adolescentes en Bélgica. La Policía de ese país detuvo finalmente a los menores el pasado martes por la mañana en un hotel de Schaarbeek, un municipio de la región de Bruselas. Llevaban una semana alojados allí y no llevaban consigo teléfonos móviles para no ser localizados. Los adolescentes habían dejado un rastro que los investigadores no tardaron en seguir. El menor había pagado la estancia en el establecimiento con una tarjeta de credito y ambos habían usado sus nombres reales.