En esa casa empezaron a pasar cosas raras el pasado viernes. Los vecinos del 278A de la Carretera Militar, donde Gloria Francisca Zavala vivía con su hijo Pedro, de 16 años, y un hombre, recuerdan los extraños movimientos del adolescente en los últimos días, sus confusas explicaciones sobre el paradero de su madre y la aparición de un candado en el acceso a la cochera. Justo ahí, metido en un arcón, fue hallado anteanoche el cadáver de la mujer. Al menor, buscado por la Policía, lo vieron por última vez unas horas antes, tras presentar la denuncia: "Salió de la casa al mediodía, con una mochila grande. Estaba demasiado simpático", recordaba Isabel Garrofé, una vecina que una noche del fin de semana escuchó "golpes y ruidos, como si movieran muebles".

Gloria Zavala, ecuatoriana de 53 años, llegó a Mallorca hace casi dos décadas. Dejó allí dos hijos y en la isla tuvo otro. Trabajaba como limpiadora en el parque acuático Aqualand de s'Arenal Esa tarde, una mujer que tiene alquilada la cochera a Zavala, se topó con un candado en la puerta. "Era muy extraño. Llamé a su casa y el hijo tardó cinco minutos en abrirme. Tenía sangre en la nariz y me dijo que su madre le había ordenado cerrar la barrera porque estaban limpiando. Aquello no tenía sentido", explicó ayer esta mujer. El adolescente acabó abriéndole la barrera y pudo dejar su vehículo. "Allí no vi nada raro. No había ningún arcón", recordaba. Esta testigo llamó ese mismo día al compañero de piso de Gloria, que "estaba de viaje en Madrid", para explicarle lo ocurrido. La víctima y este hombre se instalaron ya juntos en esa casa con el hijo de ella hace "un par de años". "Solían ir siempre juntos y creo que eran pareja", señaló Garrofé, que regenta una frutería colindante a la vivienda. A esta mujer, que reside al lado de la casa de la víctima, le llamaron la atención unos ruidos a horas intempestivas durante el fin de semana. "Era de noche y el abuelo, que tiene 94 años, no podía dormir por los ruidos. Era como si movieran muebles. Oí un golpe seco y pensé: 'Madre mía, a estas horas...", contaba la testigo, que no pudo precisar si ocurrió el viernes o el sábado por la noche.

A Gloria Zavala empezaron a echarla en falta el domingo por la tarde, cuando una de sus hijas la llamó desde Ecuador. Habló con su hermano, quien le dijo que la mujer no estaba casa y había ido a trabajar al Molinar, donde limpiaba en algunas casas. Es, oficialmente, el momento de su desaparición.

El lunes por la mañana saltaron las alarmas en Aqualand. "Había quedado con una compañera de trabajo para que la recogiera y la llevara en coche, pero no se presentó y no cogía el teléfono. Ella era muy cumplidora, nunca faltaba", contó Ginés, compañero de la víctima en el parque acuático. Este hombre se acercó esa mañana al domicilio para intentar dar con ella. "Estuve llamando a la puerta, pero no abrió nadie", aseguró.

Los compañeros de trabajo de la mujer empezaron a movilizarse. Inquietos, contactaron con su hijo y la madrina de este y comenzaron a difundir su imagen en las redes sociales para encontrarla. "El hijo daba evasivas. Decía que no la había visto desde el domingo, pero no le daba mayor importancia porque sus horarios no coincidían", recordaban los vecinos de la familia. El lunes, la Policía llegó a personarse en la vivienda, afirmaban varios testigos, ante la insistencia de las amigas de Zavala. "Hablaron con el hijo y les dijo que no había contestado al teléfono porque su madre le había quitado la tarjeta como castigo. Esa noche, la madrina del chico se quedó a dormir con él en la casa para que no estuviera solo", señaló José Luis Bejarano, también vecino de la mujer.

Estos dos familiares fueron el martes por la mañana a una comisaría para denunciar formalmente la desaparición de Zavala. Y poco después se perdió el rastro del chico. "Se marchó de su casa hacia las once y media de la mañana con una mochila muy grande. Me saludó, estaba más amable y simpático de lo normal, y se fue", recordaba Garrofé. A las nueve y media de la noche del martes se vivió otro extraño episodio. "Vino una niña de 13 años muy nerviosa. Es amiga de la novia de Pedro y nos dijo que ella había desaparecido y sus padres habían presentado una denuncia", relató Bejarano.

El compañero de piso de Zavala puso fin a la desaparición poco después. A medianoche, de vuelta de su viaje, entró en la vivienda y percibió un olor desagradable. En el garaje, metido en un arcón, encontró el cadáver de la mujer.

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