"No vemos solución para los afectados por el incendio del edificio de es Viver porque no hay pisos ni ninguna insfraestrucutra donde acogerlos. Estamos con las manos atadas. Los recursos que tenemos son insuficientes", lamentó ayer el coordinador de Cáritas Diocesana de Ibiza, Gustavo Gómez, que advierte de que el refugio temporal habilitado en el Cepa Pitiüses, donde pernoctaron anteayer 39 personas, es "temporal" y no está abierto 24 horas.

En el incendio falleció una persona, al parecer una mujer, aunque el mal estado del cadáver obligará a realizar más pruebas forenses para identificarla. Además hubo diez heridos, dos de los cuales permanecían ayer en estado crítico.

La Policía Científica tiene previsto realizar hoy una inspección en el edificio, una vez se haya enfriado, para tratar de determinar las causas del siniestro.

Mientras, el coordinador de Cáritas calificó como un "desastre" que después de tanto tiempo reivindicando es Gorg [el centro de baja exigencia cuyo proyecto también incluye un refugio temporal y que el Consell todavía no ha aprobado] y de tantas promesas de los políticos los afectados por emergencias como esta no tengan adónde ir", valoró Gómez.

Durante la mañana de ayer, un total de doce personas (dos mujeres y diez hombres) afectadas por el fuego en el edificio okupado de es Viver, situado en la confluencia de las calles Jacint Aquenza y Cosme Vidal Llàser, acudieron a Cáritas y cinco de ellos pidieron tiendas de campaña ante la incertidumbre de no saber dónde pasarán la noche en los próximos días. "Lo único que tienen lo han perdido y para nosotros es frustrante no poderles ofrecer más ayuda: solo les podemos dar abrigo y comida", comentó el coordinador de Cáritas

La concejalía de Bienestar Social apuntó que tras el fuego atendieron a 41 personas (39 hombres y dos mujeres), de las que 27 tienen trabajo, y que se ha elaborado un censo de 50 personas que "supuestamente residían en el edificio". La mayoría (37) son personas extranjeras con permiso de trabajo y residencia en España y 14 llevan en la isla menos de nueve meses. Otras 16 llegaron a la isla a partir de 2016 y otras once viven en Ibiza desde hace más de tres años.