La Policía francesa, en colaboración con la Guardia Civil, mantiene intensas gestiones para tratar de localizar a la joven mallorquina Natalia Sánchez Uribe, desaparecida desde el pasado día 1 en París. Los agentes franceses realizaron esta semana una detenida inspección ocular en el domicilio,y han interrogado a los amigos y conocidos de la joven en un intento de determinar quién pudo ser la última persona en verla. También se están analizando el teléfono móvil y el ordenador portátil de la joven, que el pasado lunes aparecieron en el interior de una mochila, abandonada en un parque cercano a la universidad en la que estudia. Todo ello con el objetivo de reconstruir las últimas horas de Natalia antes de su desaparición.

Los agentes han interrogado también al propietario del domicilio en el que la joven había residido hasta final de mes, que ha admitido que había quedado con ella el día 2 . El dueño de la casa manifestó al diario La Vanguardia que había quedado con ella el pasado día 2 para que le devolviera las llaves de la vivienda, ya que tenía previsto mudarse, pero que no se presentó. El italiano Angelo Pavia sostiene que estuvo esperándola toda la noche en su domicilio.

Según afirmó el italiano a La Vanguardia, no conocía a la joven mallorquina en persona, ya que siempre habían contactado por teléfono y a través de whatsapp. Según explicó, el pasado día 2 había quedado con ella para que le devolviera las llaves, ya que la joven tenía previsto mudarse de casa. El casero dice que estuvo esperándola pero Natalia no se presentó, y decidió entrar en el domicilio con su juego de llaves preocupado porque las ventanas estaban abiertas. El escenario que se encontró le inquietó. Aunque no había señales de violencia, dice que la puerta estaba cerrada pero sin pasar la llave. "Había objetos personales por el suelo y restos de pan y jamón a medio comer, señales de una persona que huye o que no ha logrado volver a casa".

El italiano, en las mismas declaraciones explica que se quedó a dormir en el domicilio y que permaneció allí hasta el día siguiente al mediodía, cuando llegó un amigo italiano de Natalia preguntando por ella. Este amigo y otra chica catalana, en cuya casa tenía previsto instalarse Natalia, denunciaron la desaparición de la joven a la Policía.

Algunas amigas de la joven mallorquina han apuntado que Natalia se sentía perseguida y observada, y que no se había adaptado bien a la vida en París, donde estaba estudiando con una beca Erasmus.