Hace meses, un falso revisor del gas se coló en una vivienda de una pareja de ancianos con la excusa de inspeccionar la instalación. Es una práctica habitual acceder a los domicilios de las personas más vulnerables y ganarse su confianza para luego rebuscar en las habitaciones y apoderarse de los efectos de valor que encuentren, normalmente, joyas y dinero. En esta ocasión, el falso revisor se apiadó de los moradores y no los desvalijó. El motivo de su reacción fue una fotografía que vio en la casa. El sospechoso observó la imagen de un conocido abogado de la isla, que casualmente es el letrado que le defiende en varios casos. Le preguntó a la pareja quién era ese hombre y ellos respondieron que su hijo. Acto seguido, decidió dar media vuelta y marcharse de la vivienda sin ningún botín. A los pocos días, el falso revisor llamó a su abogado y le contó lo ocurrido. Incluso, le aconsejó y le advirtió de que sus padres no fueran tan confiados dejando entrar en casa a un extraño como él.

¿Un abrazo cariñoso?

Esta semana un joven fue juzgado en Palma por maltratar a su expareja y allanar su domicilio en la ciudad. Durante la vista oral, se exhibieron varios vídeos que el mismo sospechoso había filmado con su teléfono móvil y se escuchó una grabación de voz en la que se evidenciaba una disputa conyugal. La víctima confirmó que había sido agredida y que el acusado se introdujo en su casa sin su consentimiento. En cambio, el hombre lo negó y aseguró que no la tocó. "No le hice nada, no le pegué. Ella me empujó y me empezó a pegar. La abracé para que no me pudiera pegar", alegó. Tras visionar los vídeos que recogieron el episodio de violencia de género, el joven insistió en que la abrazó "de forma cariñosa". Cuando le preguntaron por el origen de las lesiones que la perjudicada presentaba, el sospechoso indicó que se las habría causado ella misma o que le habría pedido a su compañera de piso que la golpeara.

Al rescate de su perra

El amor hacia los animales no tiene límites. El pasado martes se declaró un incendio en la coladuría de un piso situado en la zona de General Riera, en Palma. El fuego afectó a una lavadora y una secadora y el humo se extendió con rapidez. Por ello, como medida preventiva, una docena de vecinos del edificio fueron desalojados. Una joven residente, nada más percatarse del siniestro, corrió hacia su casa para rescatar a su perra. La chica bajó a la calle con su mascota para ponerla a salvo. Una vez en la vía pública, la vecina se mostró muy afectada, todavía con el susto en el cuerpo. Por suerte, ni ella ni el animal sufrieron ningún daño.

Perdón por la sala

La Audiencia de Palma ha juzgado a finales de esta semana a una banda de 17 acusados por presuntamente traficar con drogas en Magaluf en el verano de 2017. Una quincena de abogados se agolparon en sus sillas, mientras los sospechosos ocupaban la mayor parte de la sala de vistas. El magistrado presidente del tribunal pidió perdón al inicio del juicio por las condiciones y el espacio tan reducido en el que estaban.

Un botellón indiscreto

Un grupo de ocho personas tuvo la ocurrencia de hacer un botellón en la nada discreta plaza de García Orell de Palma, la popular plaza de las columnas. El griterío y la música no tardaron en molestar a los vecinos. Una patrulla motorizada de la Policía Local acudió y levantó acta. El resultado: un botellón muy caro.