El devastador incendio que sufrieron los vecinos de un edificio situado en la confluencia de las calles Agustí Buades con Francesc Suau, a manos del pirómano, el 21 de abril de 2018 disparó las alarmas. El fuego quemó contenedores, coches y afectó a la fachada de un edificio. Un comerciante chino fue rescatado del establecimiento donde dormía al irrumpir las llamas y el humo en el local.

Los vecinos del edificio situado en el número 10 de la calle Poeta Guillem Colom, la calle paralela, tomaron buena nota de lo ocurrido. También se percataron de que su situación era más peliaguda. Los contenedores están frente al portal y les tapan la vía de escape. En mayo lo denunciaron a Emaya. No fueron escuchados. Un año después sus quejas se han materializado.

"Después del incendio de Agustí Buades, pedimos a Emaya que quitaran los contenedores de la puerta. En octubre nos contestaron que era el sitio adecuado. Ahora los bomberos nos dicen que no lo es, porque aumenta los riesgos", aseveró ayer Roberto Manresa, el indignado presidente de la comunidad de vecinos.

"Por no habernos escuchado se ha generado una situación de pánico. Hemos estados expuestos a un humo tóxico de la quema de estos contenedores. En este edificio hay niños y personas mayores de movilidad reducida", protestó Manresa.

El presidente de la comunidad de vecinos de Poeta Guillem Colom no podía ocultar ayer su malestar por la traumática experiencia vivida. Máxime después de haberse anticipado a los acontecimientos con la denuncia a Emaya. De hecho, no descarta emprender acciones judiciales contra la empresa municipal. "Si alguien hubiese resultado afectado iríamos por la vía penal. Estudiamos la contencioso.administrativa".