El pirómano volvió ayer a actuar con especial virulencia en uno de sus escenarios predilectos: el barrio palmesano de s'Escorxador. El incendiario solo tuvo que cambiar de calle, dirigirse a la paralela de la que eligió hace exactamente un año, para provocar otro colosal destrozo y causar el pánico entre los vecinos.

Una batería de contenedores y tres coches resultaron consumidos por las llamas y toda la fachada de un edificio de ocho plantas quedó ennegrecida. Mientras, los residentes habían sido conminados a refugiarse en la azotea para evitar inhalar el humo tóxico que había inundado el inmueble.

El incendiario causó el fuego sobre las cinco y veinte de la madrugada de ayer en una batería de contenedores situada ante el portal del número 10 de la calle Poeta Guillem Colom. Las llamas cobraron en poco tiempo una desbordada virulencia, consumieron los depósitos de residuos y destrozaron tres coches estacionados en las proximidades. El incendio amenazaba con introducirse en el edificio y el humo ya se había adentrado. El hueco de la escalera hacía un efecto chimenea y facilitaba su ascensión.

Sin escapatoria

Los vecinos no tenían escapatoria. Los cinco contenedores estaban dispuestos frente al portal y las llamas llegaban a la puerta. Un agente de la Policía Nacional se percató de la crítica situación y se expuso a las llamas. Rompió el cristal del portal y así lo pudo abrir. A continuación conminó a todos los vecinos a que salieran de sus casas y se refugiaran en la azotea.

Mientras tanto, dotaciones de Bombers de Palma se dirigieron al lugar para sofocar las llamas. Autobombas y autoescaleras se desplazaron para atajar el avance de las llamas.

"Fue una situación angustiosa", indicaron ayer Lorena y Anne. Estas dos jóvenes vascas habían venido a pasar la Semana Santa en casa de una amiga cuando se toparon con la acción del pirómano. La heroica actuación del policía también fue alabada por las dos turistas de Bilbao. "Se jugó la vida para entrar en el edificio y avisarnos para que saliéramos de casa y subiéramos a la azotea", subrayaron.

Otra vecina no ocultaba su indignación por la presencia de los contenedores ante el portal del edificio. "Nos genera un problema de seguridad y ponen en grave peligro a la gente", recalcó.