Algunos de los camiones que utilizan los Bombers de PalmaLos más nuevos superan los diez. Y no hay previsiones de cambiarlos. La ropa con la que trabajan se tendría que haber renovado hace seis años, pero el concurso público ha quedado desierto. Los nuevos equipos de respiración llevan dos años en un almacén, sin que puedan ser utilizados, tras detectarse que presentaban serias deficiencias. Tampoco se han sustituido los equipos de trabajo vertical (cuerdas y arneses) y las emisoras de radio que se estropean no se pueden reparar por falta de piezas. El parque de Son Malferit, inaugurado en 2011 y abonado mediante un polémico sistema que supondrá un coste de 121 millones de euros en treinta años, presenta graves deficiencias: el suelo de la sala del 080 se ha levantado, y en agosto lo cubrieron con tablones de encofrado, que ahí siguen; buena parte de los retretes están estropeados y tapados con plásticos; el vestuario carece de ventilación y la mitad de los extractores de humos de los garajes están averiados.

Los problemas se extienden también a la plantilla, formada por 240 profesionales con una media de edad de 45 años -unos cincuenta bomberos superan los 55 años- y que no se renueva desde hace cinco años. Ahora se han convocado doce plazas, que deberían haberse cubierto en 2016. La falta de personal se suple con una gran cantidad de horas extra, que supone un sobrecoste tremendo y han provocado incluso disputas entre los bomberos, ya que para algunos suponen un sobresueldo de 1.000 euros. De los siete oficiales que había hace unos años, quedan solo cuatro, que deben repartirse todas las guardias.

Esta situación límite del cuerpo se produce, según algunos profesionales, por una absoluta falta de planificación durante la última década. Paradójicamente aquel al que apuntan como principal responsable, el jefe del cuerpo, Manuel Ángel Nieto, ha sido designado la semana pasada jefe de Estudios y Planificación, lo que muchos interpretan como un retiro dorado.

El problema no es nuevo. Se remonta a dos décadas atrás, y muchos lo vinculan a la polémica construcción del parque central de Son Malferit. La carísima infraestructura fue encargada durante la alcaldía de Catalina Cirer. El parque costó 15 millones de euros, más diez por los equipamientos, pero incluía un convenio de mantenimiento que obligaba al Ayuntamiento a pagar tres millones anuales por este servicio durante treinta años, lo que supondría un coste total de 121 millones. La concesión es actualmente propiedad de un fondo buitre.

A lo largo de estos años los bomberos han visto cómo se deterioraba el material que utilizan en sus servicios por falta de planificación y renovación.

Por partes. De la cincuentena de vehículos que tienen los Bombers de Palma, con una antiguedad de más de 22 años. El más viejo es un camión Mercedes que tiene treinta años. De ellos hay seis que están parados porque no cuentan con cinturones de seguridad para los ocupantes o están averiados. Dos no pasan la ITV por deficiencias en los neumáticos. Estos vehículos se incluyen en la lista del parque móvil porque no se dan de baja, pero no se pueden utilizar. De las cuatro autoescalas que tienen, dos tienen más de veinte años y exigen constantes y caras reparaciones. Los vehículos más nuevos de la flota tienen más de diez años. Y entre ellos destaca el PMA, el Puesto de Mando Avanzado, un enorme camión que debería ser utilizado como un centro de coordinación móvil en casos de grandes siniestros, pero que es tan grande que no resulta operativo ya que bloquearía cualquier calle de Palma. Permanece en el museo y solo se utiliza para exhibirlo en la feria del Día de Balears. Ayer mismo, una autoescala se averió en la Vía de Cintura cuando acudía a una emergencia. El vehículo quedó inoperativo, dejó un reguero de líquido a lo largo de 300 metros y los bomberos tuvieron que parar en el arcén. La autoescala del parque de sa Teulera también se averió, por lo que en toda la ciudad solo había un vehículo de estas características y, para más inri, con capacidad para llegar solo a un tercer piso en caso de emergencia.

Si la flota de vehículos está envejecida, la plantilla, formada por 240 personas, no le va a la zaga. La media de edad de los bomberos es de unos 45 años, pero hay un centenar de ellos que están entre los 50 y los 60, de manera que se pueden jubilar en los próximos dos o tres años. Muchos de ellos no están operativos por cuestiones de edad o porque tienen restricciones médicas. Por ahora no hay ninguna previsión para reemplazarlos.

No se renueva el personal desde hace cinco años, cuando se incorporaron diez bomberos. Ahora se ha convocado una oposición para doce plazas, que se tendrían que haber cubierto en 2016. La falta de personal se palia con horas extras, lo que supone un sobrecoste tremendo para las arcas municipales. Ha habido meses que se han pagado 70.000 euros de horas extras. Aunque está estipulado que los bomberos pueden hacer hasta 82 horas extra al año, ahora pueden llegar a hacer hasta 400 horas. Esto supone un sobresueldo de unos 500 euros al mes, que en algunos casos llega a los 1.000, y que esta provocando disputas entre los bomberos por el reparto de estas horas.

La situación es peor entre los mandos. El cuerpo tendría que contar con siete oficiales, pero las jubilaciones no se han cubierto y en la actualidad solo son cuatro, incluido el jefe, Manuel Ángel Nieto. que no hace trabajos técnicos, por lo que estos se reparten entre tres. Cuando alguno de ellos está de vacaciones, el resto llegan a hacer quince días de guardia al mes.

Las deficiencias se extienden al parque central de Son Malferit, una carísima infraestructura inaugurada en 2011 y que sufre graves problemas por falta de un mantenimiento adecuado. La mitad de los inodoros están estropeados y cubiertos con bolsas de plástico. El vestuario carece de ventanas y calefacción, por lo que los bomberos utilizan un ventilador en verano y en invierno un radiador que rescataron del parque antiguo de Son Castelló. El suelo de la sala del o8o, donde se reciben las llamadas de emergencia, se levantó el pasado mes de agosto, y se cubrió con unos tablones de encofrar, que allí siguen. En el garaje, la mitad de los tubos de extracción de humos están estropeados, y una parte de las barandillas se han tenido que proteger con vallas porque no cumplen los requisitos legales.

Buena parte del material de trabajo vertical -cuerdas, arneses y otros elementos de escalada- no se han podido renovar. Al final del año pasado porque no había presupuesto y ahora porque lo impide la nueva ley de contratos. Hay siete equipos de comunicaciones estropeados que no se reparan por falta de piezas de recambio. Estos equipos de radio tienen doce años de antigüedad, pero no hay previsiones de reemplazarlos. Los uniformes de trabajo de los bomberos se tendrían que haber renovado hace seis años, pero el concurso ha quedado desierto.

Y un capítulo aparte merece la compra de los nuevos equipos de respiración, paralizados desde hace dos años. Los equipos actuales tienen once años. Cuando salió a concurso se hizo una oferta muy barata -300.000 euros, frente a los 600.000 que solicitaba la otra compañía que se presentó-. Los informes técnicos de los bomberos que alertaron de que no cumplía con los requisitos exigidos fueron ignorados. La consecuencia es que estos 120 equipos de respiración llevan dos años guardados en cajas en un almacén de Son Malferit -se entregaron en marzo de 2017-, ya que no se pueden recepcionar por estas deficiencias y hay un contencioso abierto con la empresa.