Tres monitoras del colegio Mater Misericordiae de Palma aseguraron ayer ante el juez que nadie les alertó de que la puerta de la piscina en la que se ahogó una usuaria se había quedado abierta. Las empleadas del centro, que declararon como investigadas por un delito de homicidio imprudente, admitieron que una sola de ellas se quedó a cargo de los 18 usuarios del grupo de la víctima en el patio durante un cuarto de hora, momento en el que la chica se adentró en la piscina y falleció ahogada, cuando lo habitual es que haya entre tres y cuatro cuidadores. Atribuyeron esta situación a la falta de personal.

Estas tres trabajadoras, representadas por el letrado Miquel Font, comparecieron ayer por la mañana ante el titular del juzgado de instrucción número 1 de Palma, que investiga el ahogamiento de Aina Nicolau, una joven de 30 años que padecía una grave discapacidad psíquica.

Todas coincidieron en señalar que pensaban que el recinto de la piscina estaba cerrado, ya que llevaba varias semanas sin utilizarse por cuestiones técnicas. Según dijeron, el día de los hechos, el pasado 13 de diciembre, dos de ellas se quedaron a cargo de un grupo de 18 usuarios en el patio del centro. Habitualmente hay entre tres y cuatro monitores vigilando esa zona, pero aquella jornada había un "déficit de personal". Además, una de las encargadas se ausentó para atender a un usuario que se mostraba agresivo en una de las aulas. Así, los 18 usuarios quedaron bajo la supervisión de una sola monitora. Fue entonces cuando Nicolau se coló en el recinto de la piscina y se ahogó.

Las tres empleadas de Mater que declararon ayer aseguraron también que nadie les alertó de que la puerta de la piscina estaba abierta en ese momento. Otro monitor se había llevado las llaves sin cerrar el acceso tras una actividad. Él mismo admitió el lunes ante el juez que se ausentó del centro durante 33 minutos y que envió un mensaje a un grupo de Whatsapp de trabajadores para alertar de que la puerta estaba abierta y él tenía las llaves. Las tres monitoras contaron ayer al magistrado que no están en ese grupo de mensajería, por lo que en ningún momento fueron conscientes de que el acceso a la piscina estaba abierto.

Las investigadas coincidieron en señalar que no tienen conocimiento de ningún protocolo de seguridad acerca de las llaves de la piscina. Según explicaron, las aulas suelen estar cerradas con llave porque varios internos suelen intentar escaparse.

El pasado lunes, además del monitor que se llevó las llaves por error, declararon otra cuidadora y el director del colegio como investigados por un delito de homicidio imprudente. Estuvieron asistidos por los letrados Isabel Fluxà, Aina Maria Galmés y José Zaforteza. La familia de la víctima se ha personado en el procedimiento como acusación particular a través del abogado Eduardo Luna.

El grupo de Homicidios de la Policía Nacional concluyó en su investigación que se habían incumplido los protocolos de seguridad del colegio.

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