Un monitor del colegio Mater Misericordiae de Palma reconoció ayer ante el juez que dejó abierta la puerta de la piscina y se llevó las llaves justo antes de que una alumna discapacitada se colara en el recinto y muriera ahogada. Según dijo, alertó a otros empleados del descuido y admitió que tardó unos 40 minutos en regresar. El trabajador y el director del centro, que comparecieron ante el magistrado en calidad de investigados, coincidieron en señalar que no existe un protocolo de seguridad como tal, sino unas medidas genéricas para el desarrollo de las actividades. Otra monitora acusada se acogió a su derecho a no declarar.

Los tres comparecieron en el juzgado de instrucción número 1 de Palma, que investiga la muerte de Aina Nicolau, una usuaria discapacitada de 30 años que murió ahogada en la piscina del centro en diciembre pasado. Junto a otros tres empleados del colegio están imputados por un delito de homicidio imprudente.

Uno de los monitores explicó que él dejó abierta por error la puerta del recinto de la piscina y se llevó las llaves cuando se fue a desayunar fuera del centro aquella mañana. El hombre dijo que al darse cuenta envió un mensaje a otros trabajadores para alertarles y que regresó al colegio unos 40 minutos después. Además, señaló que no existía un protocolo de seguridad sobre la piscina.

En el mismo sentido, el director del centro indicó que las medidas de seguridad establecidas son genéricas. Acerca de las instrucciones internas que establecían que las llaves de la piscina debían dejarse siempre en la recepción del colegio, aseguró que no pueden ser consideradas un protocolo de seguridad.

La otra empleada que estaba citada ayer prefirió no declarar y se limitó a ratificar su declaración ante la Policía, en la que admitió haber recibido el mensaje del monitor que alertaba de que se había llevado las llaves.

La familia de la víctima familia de la víctima se ha personado en el proceso judicial por su fallecimiento como acusación particular a través del letrado Eduardo Luna.