La accidentada boda frustrada el pasado viernes en el juzgado de sa Gerreria, en Palma, que acabó como el rosario de la aurora con los novios y dos testigos detenidos por un pase de droga, no deja de sorprender. El futuro marido, que permanece preso por varios robos, está convencido de que se casó. El hombre cree que, tras ser excarcelado el viernes por la mañana por la Policía Nacional, el enlace civil finalmente se celebró. Incluso, ha llegado de decir que ya tiene el libro de familia firmado.

Mientras, su futura esposa lo tiene más claro. La mujer sabe que no se pudo oficiar el matrimonio, ya que los agentes sorprendieron al novio con tres preservativos en su chaqueta con 57 gramos de hachís, vaselina y un miniteléfono del tamaño de un mechero que presuntamente pretendía introducir en prisión.

De hecho, cuando el hombre, de 34 años, fue descubierto y comprobó que no se iba a celebrar la boda, reaccionó de forma agresiva contra los policías a los que golpeó e incluso trató de arrebatar el arma a uno de ellos, pero no lo consiguió. Por eso, tuvo que ser reducido y el enlace se suspendió. El sábado por la tarde, el novio detenido fue trasladado al juzgado de guardia de Palma. Llevaba una mano y el tobillo vendados. Se mostró contrariado e insistió en que las lesiones se las habían causado las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Pero la herida en la mano es antigua, según han informado fuentes cercanas al caso.

Durante su comparecencia judicial, el futuro marido guardó silencio. Se acogió a su derecho a no declarar. La magistrada de guardia ordenó su puesta en libertad por esta última causa por el pase de droga, si bien, como el joven tiene pendientes otros casos y está en prisión preventiva por un asunto de robos, no le quedó más remedio que regresar a la cárcel de Palma.

Horas antes, por la mañana, fueron puestas a disposición judicial la novia detenida, de 43 años, y las dos testigos de la boda, de 33 y 20 años. Todas ellas quedaron libres tras negar los hechos. Las tres arrestadas manifestaron que no vieron nada y que ellas no introdujeron los preservativos con droga y con el minúsculo teléfono en la chaqueta del novio. Solo una de las testigos admitió que una cuarta persona la amenazó para que entregara uno de los profilácticos al hombre preso.