La Audiencia de Palma condenó ayer a un hombre de 84 años a un año y once meses de cárcel por intentar matar a su mujer asfixiándola con un cojín en el domicilio familiar en es Castell en Menorca en octubre de 2018.

El octogenario, que permanecía preso desde hace casi medio año, reconoció los hechos ante el tribunal de la sección segunda y se ha declarado autor de un delito de homicidio en grado de tentativa. La Audiencia Provincial ayer le puso en libertad pero con una medida de seguridad. El anciano no podrá abandonar Mallorca y deberá seguir un tratamiento psiquiátrico.

La sala le apreció la circunstancia agravante de parentesco y la eximente incompleta de alteración psíquica, ya que en el momento de cometer los hechos tenía sus capacidades volitivas y cognitivas disminuidas, pero no anuladas, debido a un deterioro cognitivo por una enfermendad mental.

El anciano también se conformó con la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima durante cuatro años y medio y con una indemnización de 750 euros por las lesiones que le causó.

Además, la sala le impusó una medida de seguridad de cinco años de libertad vigilada con la prohibición de ausentarse de Mallorca y la obligación de someterse a un tratamiento médico psiquiátrico.

El tribunal le suspendió la pena de prisión por un periodo de tres años con la condición de que pague la responsabilidad civil, que cumpla la orden de alejamiento, participe en un programa formativo en materia de igualdad y violencia de género y se someta a un tratamiento médico externo. Por ello, el anciano quedó ayer libre.

Los hechos ocurrieron el pasado 22 de octubre de 2018, sobre las siete menos cuarto de la mañana, cuando el octogenario se dirigió al dormitorio de su mujer en es Castell, en Menorca, que se encontraba allí descansando.

El hombre encendió la luz de la habitación y no respondió a su esposa, quien le preguntó la razón por la que se encontraba en su cuarto. Acto seguido, cogió un cojín y, con ánimo de acabar con su vida, se abalanzó sobre ella y lo apretó con fuerza sobre su rostro. La intentó asfixiar tapándole las vías respiratorias, pero la mujer se resistió.

La perjudicada logró zafarse de él, ambos cayeron al suelo y ella se arrastró por el suelo hacia el patio exterior de la vivienda y pidió ayuda a los vecinos. "¡Socorro, ayuda, me quiere matar!", gritó. Mientras, su esposo seguía agrediéndola con puñetazos en la espalda.

Una vez en el patio y estando el acusado de pie, empujó a la víctima contra un muro bajo, por lo que ella cayó boca abajo. Entonces, le apretó la cabeza contra el suelo y la agarró fuertemente del cabello, momento en el que intervinieron los vecinos y lograron que cesara de agredirla.

Como consecuencia de estos hechos, la perjudicada sufrió heridas en la cara, un ojo, la mano, los brazos, cuello y espalda, de las que tardó en curar quince días. En esas fechas, el encausado se encontraba con sus facultades mentales alteradas.

El anciano, con una poblada barba blanca, ayer estuvo muy tranquilo ante el tribunal de la sección segunda. "Sí, señorías", se limitó a decir, cuando la presidenta le preguntó si estaba de acuerdo con los hechos y con la condena. Ahora, los servicios sociales tendrán que hacerse cargo de él.