Las vacaciones en Mallorca tocaban a su fin, pero estaba dispuesto a exprimirlas hasta el final: se presentó en el aeropuerto borracho y drogado. O eso creyeron los empleados de la compañía aérea que debía llevar a su país a este británico de 51 años. Estaba tan alterado que le denegaron el embarque. El turista montó en cólera. Intoxicó con un extintor a una trabajadora y la emprendió a golpes contra los cuatro policías que se las vieron y se las desearon para reducir a este fornido turista, que mide más de dos metros y pesaba 120 kilos. Le dieron calmantes y lo llevaron al hospital, donde despertó días después sin recordar lo ocurrido. "¿He matado a alguien?", preguntó.

Andrew James H. se enfrenta ahora a tres años de cárcel por delitos de atentado y lesiones. Ayer estaba citado para ser juzgado en Palma, pero no se presentó y la vista fue suspendida. El magistrado dictó una orden de búsqueda y detención a petición del fiscal.

Todo ocurrió en la noche del 22 de junio de 2015. El hombre había pasado unos días de vacaciones en la isla y esa noche tenía previsto volver a casa. No lo hizo. Llegó a Son Sant Joan en un estado tan lamentable, aparentemente bajo los efectos del alcohol o las drogas -o las dos cosas juntas- que la aerolínea le impidió subir al avión al entender que suponía un riesgo para la seguridad del vuelo.

El turista, enfurecido, se presentó en las oficinas de la compañía aérea. Intentó entrar en el local por la fuerza e increpó a las dos trabajadoras que estaban allí. Contrariado, acabó cogiendo un extintor y empezó a vaciarlo en el recinto. El polvo del matafuego inundó la estancia y una de las empleadas acabó intoxicada.

Patadas, cabezazos y mordiscos

Dos agentes de la Policía Nacional acudieron entonces al lugar. El corpulento turista no se amilanó ante los uniformados. Cuando uno de ellos le pidió la documentación, empezó a darles manotazos, empujones y cabezazos. Los policías tuvieron que pedir ayuda. La intervención de otros dos agentes les permitió reducir al hombre. Cuando se lo llevaban, continuó lanzando patadas e incluso intentó morder a los funcionarios. El turista acabó siendo sedado por efectivos sanitarios, que le inyectaron calmantes y lo llevaron a Son Espases. Tardó varios días en despertar y cuando lo hizo solo acertó a preguntar si había matado a alguien.

La trabajadora de la aerolínea y tres policías sufrieron lesiones y precisaron asistencia médica. Dos agentes padecieron contusiones en el codo y la muñeca respectivamente. Uno estuvo de baja 51 días y tardó casi cuatro meses en recuperarse, mientras su compañero no pudo trabajar en 11 días y no sanó hasta dos meses después. La fiscalía, además de tres años de prisión y una multa de 900 euros, pide que el acusado indemnice con entre 350 y 5.415 euros a los cuatro perjudicados.

CONTENIDO_RELACIONADO

  • Las Fuerzas de Seguridad: "Hay que prohibir el alcohol en vuelos y aeropuertos"

FIN_CONTENIDO_RELACIONADO