La Audiencia de Palma condenó este miércoles a 34 años y nueve meses de prisión a una banda que traficaba con cocaína y marihuana en sa Pobla en 2016 y 2017. Los nueve integrantes de la organización, la mayoría de origen marroquí, reconocieron los hechos ante el tribunal de la sección segunda y aceptaron penas de entre seis años y medio de cárcel y un año y medio por un delito contra la salud pública y otro de grupo criminal. Las defensas y el fiscal alcanzaron un acuerdo hoy al mediodía tras largas negociaciones.

La fiscalía solicitaba en un principio penas que sumaban 77 años y medio de prisión para la organización.

Los nueve sospechosos, ocho hombres y una mujer española, estaban acusados de un delito contra la salud pública y otro de integración en grupo criminal. El supuesto líder de la organización se enfrentaba a una petición de condena de once años de cárcel. Finalmente, este miércoles se conformó con cinco años de prisión. Mientras, sus subordinados afrontaban penas que oscilaban entre los diez años y medio de prisión y los seis años y medio, que finalmente se vieron rebajadas a tres años y medio de cárcel para la mayoría.

El sospechoso con la mayor condena aceptó seis años y medio de prisión, ya que utilizó a su hijo, un menor de 16 años, para distribuir los estupefacientes y suministrarlos a otros sospechosos. Deberá cumplir un año en la cárcel y luego será expulsado de España.

Según la versión del ministerio público, los nueve acusados formaron un grupo perfectamente organizado y estructurado desde principios de 2016 hasta enero de 2017 dedicado a la distribución de marihuana y cocaína en sa Pobla

La agrupación estaba dirigida por el principal sospechoso, que está preso, e incluía a su núcleo familiar y a otras personas relacionadas con él. La banda vendía droga tanto al consumidor final como a pequeños narcotraficantes. Colaboraban con otros clanes, a los que suministraban sustancias.

El cabecilla daba las directrices a sus subordinados, algunos de los cuales tenían otros subgrupos. Normalmente, se reunían en la tienda del líder en sa Pobla, que utilizaba de "tapadera", según el fiscal, y también usaban numerosos teléfonos móviles como medida de seguridad para evitar ser descubiertos por la Guardia Civil.

La banda contaba con un domicilio en sa Pobla para almacenar los estupefacientes. Sus integrantes se repartían las funciones. La Guardia Civil desarticuló la organización en la denominada 'Operación Tiliuin' el pasado 10 de enero de 2017 tras practicar varios registros domiciliarios y detenciones en sa Pobla. Los agentes se incautaron de más de 12.000 euros, diversas cantidades de cocaína y cannabis, así como útiles para su manipulación.