"Todo lo que tenía me lo iba a jugar al bingo. Cogía el dinero y directamente lo metía en el bingo. Me metía allí hasta que acababa el dinero. Quiero devolverlo, no era yo". Una mujer que padecía ludopatía a mediados de 2017 reconoció ayer en la Audiencia de Palma que tenía problemas de adicción al juego y, por ello, estafó unos 4.000 euros en dos meses a una decena de inquilinos con falsos alquileres en la ciudad.

La acusada aceptó una pena de seis meses de cárcel ante el tribunal de la sección primera por un delito continuado de estafa. La sospechosa, de 40 años, se hacía pasar por la propietaria de pisos de Palma que anunciaba a través de Internet en el portal Milanuncios.com. Ofrecía arrendar viviendas o habitaciones y quedaba antes con los interesados a quienes solicitaba el pago de una fianza o un adelanto para reservar el inmueble. La mujer se apropiaba del dinero de los futuros inquilinos y los alquileres nunca se llevaban a cabo, ya que ella no era la propietaria de ningún domicilio.

Entre principios de mayo de 2017 y principios de julio de ese año, estafó a nueve personas con viviendas en Cala Major, Son Dameto, calle Aragón, Paseo Mallorca o Paseo Marítimo de Palma. Logró apoderarse de cantidades que oscilaban entre los 250 euros hasta los 550 euros. En total, defraudó cerca de 4.000 euros en poco más de dos meses.

En esas fechas, la mujer sufría ludopatía, lo que disminuía, sin anular, sus facultades intelectivas y volitivas. Por ello, ayer se le apreció la circunstancia eximente incompleta de enfermedad mental. De hecho, la encausada tiene prohibida la entrada en salas de juego de la isla. "Todo el dinero que tenía me lo iba a jugar al bingo. Cogía el dinero y directamente lo metía en el bingo", aseguró ayer.

La acusada reconoció los hechos y se declaró responsable de un delito continuado de estafa. Confesó que se quedaba con el dinero que le entregaban los inquilinos aparentando ser la dueña de las viviendas o la hija del propietario. Tras admitir los cargos, se conformó con seis meses de prisión. Inicialmente, la fiscalía solicitaba para ella una condena de tres años y medio de cárcel y una multa de 1.620 euros. El caso quedó ayer visto para sentencia, tras alcanzar las partes un acuerdo.

En el turno de la última palabra, la encausada pidió perdón: "Estoy dispuesta a pagar todo. Pido disculpas, no era yo". La mujer deberá devolver el dinero defraudado: unos 4.000 euros.

La primera vez que actuó fue el pasado 10 de mayo de 2017 en la calle Vista Alegre cuando recibió de uno de los afectados 200 euros como fianza y otros 350 como pago adelantado del primer mes de arrendamiento. Ese mismo día, frente a la clínica Rotger, otra víctima le entregó 150 euros como fianza y 350, por el primer mes de alquiler de un piso situado en la calle Holanda, en Cala Major.

Cinco días después, una mujer le entregó 540 euros a través de una transferencia por el arrendamiento de un domicilio en la calle Bujosa. El 2 de junio de 2017, en el hotel Tryp de Palma, otra perjudicada le dio 525 euros como pago por adelantado de un mes de alquiler de un piso en el Paseo Marítimo. Al día siguiente, recibió en el hotel Palas Atenea 300 euros de otro afectado como depósito para arrendar un supuesto domicilio en el Paseo Marítimo. El 4 de junio de 2017, en otro establecimiento hotelero, un hombre le entregó 500 euros como fianza por otro piso en Palma. Días más tarde, el 17 de junio, la encausada recibió 330 euros de otra víctima en la calle Manacor en concepto de reserva del alquiler de una habitación en una vivienda en Son Dameto. Y, el 24 de junio, un hombre le dio 150 euros para reservar una habitación en un piso en la calle Aragón. Además, con la excusa de haber perdido la cartera, la sospechosa consiguió que el afectado le prestara cien euros para un taxi. Por último, el 6 de julio de 2017, una perjudicada le envió una transferencia con 500 euros por un piso en el Paseo Mallorca.