Rafael Pantoja, el acusado de asesinar a cuchilladas a su expareja Sacramento Roca en la tienda de muebles en la que trabajaba en Palma el pasado 16 de noviembre, fue excarcelado este martes para someterse a un examen psicológico.

El sospechoso, que se tapaba el rostro con una capucha, fue trasladado a los juzgados de Vía Alemania, donde un forense lo exploró al mediodía.

Tras ser visitado por el facultativo durante aproximadamente tres cuartos de hora, Pantoja regresó de nuevo al centro penitenciario de Palma. El médico ahora realizará un informe psicológico para determinar si el encausado tenía sus facultades mentales alteradas el día del crimen.

Una psiquiatra de Son Espases que atendió al hombre tras su detención descartó que padeciera trastornos mentales graves el día de los hechos. La especialista rechazó que tuviera sus facultades mentales afectadas. Rafael Pantoja fue hospitalizado por sus amenazas de suicidio tras ser arrestado. La primera noche que estuvo en Son Espases intentó autolesionarse con una almohada.

La doctora descartó en esos momentos que padeciera un trastorno psiquiátrico, recomendó que tomara antidepresivos y que se le aplicara en prisión medidas de prevención del suicidio.

Estos primeros informes de psiquiatría de Son Espases se complementarán con los del forense.

Rafael Pantoja, de 44 años, está acusado de un asesinato con alevosía y amenazas por el crimen machista que perpetró el pasado 16 de noviembre de 2018 cuando se personó en el puesto de trabajo de su expareja en la tienda Conforama de la calle Aragó de Palma. Allí, atacó por sorpresa a la mujer con un machete cuando se hallaba en la zona de cajas. La víctima no pudo defenderse al ser agredida por la espalda. Sufrió varias cuchilladas tras ser inmovilizada.

Acto seguido, el hombre, un vigilante de seguridad, huyó del lugar y amenazó a varios testigos con el arma blanca. Finalmente, varios de ellos lograron interceptarle hasta que llegó la Policía y le detuvo.

Pantoja tiene, además, otra causa judicial pendiente por acosar a Sacramento Roca durante el mes transcurrido entre su ruptura sentimental y el crimen. Cuatro días antes de morir asesinada, la víctima denunció ante la Policía Nacional que el hombre la llamaba, la visitaba de forma constante, había colgado carteles sexuales con su teléfono por Palma y le había pinchado las ruedas del coche.

Esta denuncia se tramitó como unos daños, en lugar de como un caso de violencia de género, lo que motivó que se abriera una investigación interna en la Jefatura Superior de Policía en Palma y se reestructurara la Unidad de Familia y Mujer (Ufam).