Un mes llevaban los pirómanos sin actuar en Palma. El último incendio de contenedores declarado en la ciudad se produjo el pasado 21 de enero, cuando ardieron tres depósitos de basuras en Can Pastilla. La detención de un hombre dos días después por provocar cuatro fuegos de este tipo abrió un largo paréntesis que ha terminado esta madrugada, cuando han ardido cuatro contenedores y dos coches en la barriada de El Vivero.han ardido cuatro contenedores y dos coches en la barriada de El Vivero Desde que comenzó la oleada de incendios hace algo más de un año son ya 338 los depósitos quemados en Palma.

La Policía Nacional y la Policía Local siguen intentando dar con los autores de estos actos vandálicos. Los agentes están cada vez más convencidos de que no son obra de una sola persona. El amplio operativo diseñado para dar caza a los incendiarios no ha permitido por el momento dar con ellos.

Las pesquisas sí permitieron detener el pasado 23 de enero a un hombre de 39 años. Los policías le consideran autor de cuatro incendios declarados entre el 25 de noviembre y el 9 de diciembre en el Coll d'en Rabassa y s'Arenal, que arrasaron diez depósitos de basuras. El sospechoso fue encarcelado por orden judicial. Los policías descartan que este hombre sea el autor de todos los fuegos similares, por lo que la investigación sigue abierta.

Desde la detención de este acusado no se habían vuelto a declarar incendios similares. Pero tras un mes de inactividad, los pirómanos han vuelto a actuar esta noche. El objetivo ha sido esta vez una batería de contenedores situada en el número 25 de la calle Tenor Bou Roig, en el Vivero. Las llamas han arrasado poco antes de las cuatro de la madrugada cuatro depósitos de basuras, han destruido un coche y dañado otro y también han afectado a una farola y la fachada de una vivienda.

Fuentes de Emaya han cifrado en 338 los contenedores quemados en Palma desde que comenzó la oleada de incendios en diciembre de 2018. El organismo municipal cifra en unos mil euros el coste de reponer cada depósito, por lo que la actividad de los pirómanos ha costado ya casi 340.000 euros al erario público.