Un joven de 20 años se comportó ayer de una forma extremadamente violenta porque en un bar de s'Arenal de s'ArenalLlucmajor se negaban a servirle la última copa. El sujeto se abalanzó sobre dos agentes de la Policía Local y los golpeó. También atacó al propietario del establecimiento. Fue detenido como presunto autor de los delitos de atentado, lesiones y daños.

Los hechos ocurrieron sobre las siete y media de la mañana en el interior de un bar, situado en la esquina de las calles Salut y Sant Bartomeu de s'Arenal de Llucmajor. Un joven cliente, de unos 20 años, había estado bebiendo y se encontraba muy agresivo. Parecía estar también bajo los efectos de alguna sustancia estupefaciente.

Cuando insistió al propietario del establecimiento para que le sirviera una nueva copa, el dueño se negó en rotundo en vista de su comportamiento agresivo. La negativa a darle una nueva consumición desencadenó en él un estallido violento.

En primer lugar, el cliente se abalanzó sobre el propietario del establecimiento y le conminó a que le sirviera una nueva bebida. Al verse acorralado, el dueño del establecimiento llamó a la Policía Local.

La presencia de dos agentes de la Policía Local de Llucmajor no amilanó en absoluto al agresivo cliente. De hecho, propinó un fuerte empujón a uno de los policías, que le hizo caer al suelo y golpearse la cabeza. El joven también atacó al otro agente.

Ante la actitud extremadamente violenta del joven, los policías pidieron refuerzos. En unos minutos llegaron más agentes para auxiliar a sus compañeros. Entonces ya no tuvieron problemas para reducir al descontrolado cliente, por completo fuera de sí.

Asimismo, las asistencias sanitarias del Ib-salut para atender a todos los implicados en la refriega. De hecho, los facultativos prestaron atención a los dos agentes de la Policía Local de Llucmajor, al dueño del establecimiento y hasta el mismo joven causante del altercado.

Se dio la circunstancia de que este joven sevillano hacía tan solo cinco días que había llegado a Mallorca para trabajar en el Aeropuerto de Palma. De hecho, tuvo que llamar a su jefe para que le indicara la dirección correcta de su domicilio. Tras la detención del joven, el caso fue derivado a la Guardia Civil.