Un anciano ha emprendido en Palma Es familiar de un hombre que ha sido condenado a nueve años de prisión por abusos sexuales a una menor de edad. Sostiene que la sentencia es injusta, que el acusado es inocente y que todo es fruto de una denuncia falsa. Hace unos días anunció que iba a llevar a cabo un acto de protesta ante la Audiencia Provincial, provocando "un caos de tráfico". Cumplió su palabra, pero el resultado es cuestionable.

Una mañana, el anciano se sentó en medio de nun paso de peatones de la calle Unió, tras poner sobre el asfalto una tela para no mancharse los pantalones. Varios testigos que lo vieron allí creyeron que había sufrido una caída y fueron a interesarse por él. Tras decirles que no necesitaba ayuda, sacó un bocadillo y se puso a merendar en medio de la calzada. Un autobús de la EMT tuvo que sortearlo antes de que intervinieran dos policías locales que patrullaban en bicicleta por la zona. La sentada apenas duró unos minutos, el tiempo que tardaron los agentes en convencerlo para que saliera de allí. El hombre no se ha dado por vencido y ha anunciado nuevas protestas. "Me declaro insumiso. No voy a acatar ninguna ley injusta. No soy un revolucionario de sofá", ha asegurado en su cuenta de Facebook.

Error judicial

Y es que los tribunales también cometen errores. El pasado lunes, un juzgado de lo penal de Palma celebraba varios juicios. En el listado de vistas que se cuelga en la puerta de la sala con los casos del día, había uno que llamaba la atención. No por la gravedad del delito, sino por cómo estaba escrito. "Robo con fuerza en casa avitada". Un funcionario advirtió el error y corrió a tachar la palabra en cuestión.

¿En qué quedamos?

El juicio en cuestión también tuvo su miga. En la vista compareció un hombre acusado de entrar a robar en una casa de s'ArenalLlucmajorLlucmajo en agosto de 2016. Con su connivencia, su abogada y la fiscal llegaron a un acuerdo y la acusación rebajó su petición de dos a un año de prisión. Pero cuando el juez preguntó al acusado si reconocía los hechos, este se desmarcó del pacto. "Pasé por allí con el coche, pero no bajé", declaró. El magistrado entendió que así no era posible un acuerdo de conformidad y el juicio acabó celebrándose.

Patinetes en Sant Ferran

Lo de los patinetes eléctricos de alquiler parece una plaga bíblica que se ha extendido por toda Palma. Estos vehículos pueden verse ya por cualquier rincón de la ciudad, incluido el aparcamiento del cuartel de la Policía Local de Sant Ferran. El pasado jueves había cuatro de estos patinetes tirados en un rincón, frente a la puerta de la sede policial.

Porque la niña no comía

El pasado sábado un hombre de 56 años estuvo a punto de morir tras ser apuñalado en plena calle en Bunyola. Según explicó él mismo en el hospital de Son Espases a los agentes de la Guardia Civil encargados del caso, todo se había iniciado por una discusión banal entre amigos. Cuatro ciudadanos rumanos y una niña habían ido a comer. Uno de ellos insistía a la menor para que se acabara su plato, y otro le dijo que la dejara tranquila. La disputa subió de tono en el interior del coche en el que se marcharon. En un momento dado pararon para cambiarse de sitio y los dos antagonistas empezaron a pegarse, hasta que uno de ellos sacó una navaja y apuñaló en el pecho al otro. El agresor fue detenido poco después, cuando se presentó en el cuartel de la Guardia Civil de Sóller a presentar una denuncia por agresión.

Un perro desnutrido

Esta semana, un joven fue citado para declarar en calidad de investigado en un juzgado de Palma por un delito de maltrato animal por tener un perro desnutrido en el balcón de casa en el barrio de Son Cotoner y no darle los cuidados adecuados. Un vecino de la zona interpuso una denuncia al percatarse de los hechos. Se le retiró el animal y fue trasladado a Son ReusUna vez el can se recuperó, volvió con su dueño. El muchacho se acogió a su derecho a no declarar por un presunto delito de maltrato animal.

Madre avergonzada

Menuda vergüenza pasó una madre cuando fue sorprendida esta semana con dos barras de hachís dentro del bolso en el momento en el que iba a entrar en la cárcel de Palma para ver a su hijo. Un perro antidroga detectó la sustancia rápidamente. La progenitora fue arrestada y se mostró abochornada por la situación, ya que en el control de acceso al centro penitenciario había más personas que presenciaron la escena.

Maldita droga

Hace unos días, un hombre de 36 años aceptó tres años y medio de cárcel por robar en pisos de Palma. Se trata de un delincuente reincidente con problemas de adicción a las drogas que ha pasado 10 años en prisión por otros robos. La magistrada, tras dictar sentencia, le aconsejó que se sometiera a un programa de rehabilitación en el centro penitenciario. El acusado le confirmó que ya está en tratamiento. "Por desgracia, sé cómo van estas cosas señoría", aseguró el sospechoso al acabar la vista oral.

Expedición a Madrid

El pasado lunes, ocho abogados mallorquines tomaron la Audiencia Nacional. Los letrados Gaspar Oliver, Daniel Castro, José Zaforteza, Antoni Tomás, Miguel Ángel Villalonga, Juan Miguel Llabrés, Carles Castell y Antoni Serra defendieron a los acusados de una gran estafa con tarjetas de crédito. Volvieron contentos: de los siete años de cárcel que pedía la fiscalía para sus clientes se pasó a penas máximas de dos años tras alcanzar un pacto. Buenos negociadores.

In memoriam

Esta semana ha fallecido José Miguel Cañellas, uno de los funcionarios más veteranos y queridos de los juzgados de Vía Alemania. Apasionado del trote, criador y propietario de caballos, pasó media vida trabajando en los tribunales de la isla. La última etapa de su carrera profesional estuvo destinado como agente judicial en el juzgado de instrucción número 11 de Palma. José Miguel era muy apreciado por su buen trato con el ciudadano y su buen humor. Tenía un sinfín de anécdotas de hace más de 30 años en los juzgados. Este año también han perecido otros funcionarios muy queridos en la isla como Ángela García, del juzgado de instrucción 2 de Palma, y el fiscal Ramón Vázquez, ambos de una gran calidad humana, y la procuradora María Antonia Oto, muy querida en los tribunales de la isla.