Mallorca no es ajena al riesgo puesto de relieve por el accidente de Totalán, en Málaga, donde un pequeño de dos años falleció tras caer a un pozo abierto en el campo. Casi cincuenta personas han caído a pozos en circunstancias similares en la isla desde el año 2000. Esta cifra engloba tanto accidentes como suicidios. Uno de los casos más dramáticos se dio en diciembre de 2009, cuando un cazador de 49 años se quitó la vida de un disparo tras pasar varios días en el interior de un pozo en la zona de Sol de Mallorca, en el municipio de Calvià, al perder la esperanza de ser encontrado y con varias fracturas en brazos y piernas.

En total han sido 46 las personas que fueron rescatadas por los equipos de emergencia de Mallorca tras caer al interior de pozos la isla desde el año 2000. Estos incidentes se han producido prácticamente en toda la geografía de la isla, salvo la Serra de Tramuntana. De ellos, 26 fueron rescatados con vida, mientras otros veinte fallecieron. Cinco de las personas rescatadas eran menores. Entre los fallecidos hay varios casos de suicidio, en los que la víctima se habría arrojado al interior del pozo de forma voluntaria.

Entre los casos más dramáticos que se registraron está el de un joven de 26 años que en enero de 2004 cayó a un pozo de reducidas dimensiones que había en el interior de una casa abandonada al final de la calle Arxiduc Lluís Salvador, en Palma El joven pasó cuatro días atrapado en una cavidad de unos seis metros de profundidad con agua hasta las rodillas. Cuando fue rescatado por los bomberos presentaba síntomas de hipotermia y contusiones, que se produjo al intentar salir del agujero. El joven explicó que había estado cuatro días pidiendo ayuda a gritos, hasta que finalmente unos vecinos le oyeron.

El día de Navidad de 2005 se produjo en Palma un pequeño milagro. Un niño de ocho años cayó al interior de un pozo de 18 metros de profundidad mientras jugaba con unos amigos en una casa de Son Ferriol. El agujero estaba cubierto con unas tablas, que se rompieron con el peso del niño, que se precipitó al vacío. Los otros menores avisaron de inmediato a sus padres, y un tío del niño se descolgó con una cuerda hasta el fondo, donde había un palmo de agua, para acompañarle hasta que llegaron los bomberos y les sacaron. El pequeño Bernardo Illana solo sufrió golpes y heridas superficiales y unos días después, perfectamente recuperado, acudió con su familia al parque de Bombers de Palma para agradecer su labor a los equipos de emergencia.

Mucha peor suerte corrió Antonio M.R., un policía local de Calvià que en diciembre de 2009 cayó al interior de un pozo abierto unos sesenta años antes en el campo, muy cerca de la urbanización Sol de Mallorca, en Calvià. El agujero, de unos 30 metros de profundidad, estaba abierto y oculto por la vegetación. La investigación de la Guardia Civil descubrió que el hombre había sobrevivido a la caída, aunque sufrió varias fracturas en piernas y brazos, que le impedían moverse. Estaba en un lugar tan profundo que nadie oyó sus gritos. Tras permanecer allí varios días, terminó quitándose la vida de un disparo con su propia escopeta.