El pasado domingo, día de Reyes, sobre las diez menos veinte de la noche, una trabajadora del hospital de Son Espases que acababa de terminar su jornada se disponía a regresar a casa. Había dejado su coche en un aparcamiento en superficie del hospital, entre las áreas de Radiología y Psiquiatría, que a esa hora estaba desierto. Mientras maniobra para salir del lugar donde había estacionado, se percata de que hay un hombre junto a su vehículo que la mira y sonríe. La mujer acierta a bloquear las puertas de su coche justo a tiempo, porque el individuo se abalanza y, sin decir ni una palabra, trata de abrir repetidas veces la puerta del copiloto. Ella, muy asustada, da un acelerón y sale a toda prisa de allí, mientras observa que el hombre se marcha caminando tranquilamente. Cuando logró tranquilizarse avisó por teléfono al servicio de seguridad del hospital, pero los vigilantes no encontraron al sospechoso. Al día siguiente, presentó una denuncia ante la Policía Nacional de Palma y ha tratado de difundir el incidente para prevenir a otras mujeres que vayan solas por la zona. Se trata de un hombre de 55 o 60 años, 1,70 de altura, pelo canoso y barba de varios días.

Causas que apoyar

Un grupo de policías locales de Palma han puesto en marcha una iniciativa que denominan Causas que apoyar, que aglutina tanto a agentes de servicio como jubilados con el objetivo de ayudar a personas desfavorecidas en el día a día. La campaña, que ha contado con el beneplácitode la Jefatura, comenzó en la madrugada de la víspera de Reyes. Varios agentes prepararon fuera de su jornada laboral una decena de bolsas que contenían alimentos como pan, zumos, refrescos, embutidos, galletas y frutas. Luego, aprovechando el patrullaje nocturno durante la madrugada, los policías fueron haciendo paradas en lugares donde previamente habían detectado la presencia de personas sin hogar y les dejaron los paquetes al lado discretamente mientras dormían. Solo incluían una tarjeta con el logotipo de la Policía Local, para inspirar confianza y proximidad hacia la institución. Los impulsores de la iniciativa han anunciado su intención de continuar con estos pequeños gestos solidarios.

Cumbre en Sant Ferran

El jefe superior de la Policía Nacional de Balears, el comisario Gonzalo Espino, prosigue con sus gestiones de cara a uno de los primeros objetivos que se marcó: mejorar la colaboración con el resto de fuerzas de seguridad de la isla. Espino cuenta ya con su excelente relación previa con el coronel jefe de la Guardia Civil, Alejandro Hernández Mosquera, cimentada en los años en los que estaban destinados en los servicios de seguridad de la Casa Real y la Presidencia del Gobierno. El pasado lunes el jefe superior, junto a dos de sus más estrechos colaboradores, se reunió en Sant Ferran con los principales responsables de la Policía Local de Palma, con la concejala Angélica Pastor y el jefe, Josep Palouzié a la cabeza. Los mandos de la Policía Nacional visitaron la sala donde se reciben las imágenes de las cámaras de seguridad e insistieron en la necesidad de trabajar juntos para mejorar la seguridad ciudadana.

Mucha policía

El pasado lunes una decena de personas se concentró frente a la sede de los juzgados de Vía Alemania para pedir más protección para una menor que denunció que fue violada por su exnovio en Palma en junio. Los asistentes portaban una gran pancarta. El acto contó con un gran despliegue policial. Tres furgones de la Policía Nacional se movilizaron, así como agentes de la Policía Local, que regulaban el tráfico. Al final, hubo más policías que manifestantes.

"A cortársela"

Poco después, empezó el juicio contra el joven sospechoso por presuntamente quebrantar una orden de alejamiento de su expareja. La víctima, una hermana y una amiga, todas ellas menores, declararon en la sala protegidas por un biombo. Durante la vista, hubo instantes de cierta tensión, ya que se escucharon gritos procedentes del pasillo que decían: "¡A cortársela al violador!". Una mujer fue expulsada del edificio.

¿Hubo un eclipse?

Al final del juicio, durante el trámite de informes, la fiscal pidió la condena del joven sospechoso y enumeró las contradicciones que apreció. "Se ha dicho que eran las tres de la tarde y que las luces de la pista deportiva estaban encendidas. Salvo que hubiera un eclipse no me lo explico", indicó con ironía la representante del ministerio público.

La gorra del acusado

Hace unos días un joven pizzero se presentó en un juicio por abusos sexuales a una camarera del restaurante en el que trabajaban juntos en Palma portando una gorra en la cabeza. El magistrado le indicó que se quitara esta prenda, ya que se encontraba ante un tribunal.

Las mujeres de su país

La joven camarera explicó que sufría una situación de acoso sexual por parte del cocinero y que este en ocasiones le tocaba el culo y la menospreciaba. "En su religión, las mujeres no valen para nada", se quejó la víctima. "Yo soy mallorquina y no iba a aguantar lo que aguantan las mujeres en su país", destacó la perjudicada, que tuvo que dejar su puesto de trabajo harta de esta situación de acoso.

El día de los enamorados

Una mujer fue juzgada hace unos días por timar a ancianas con la excusa de pedirles agua en sus casas para el coche porque se había recalentado. La acusada negó los hechos y dijo que no recordaba lo que había hecho el pasado 13 de febrero de 2017, si bien sí que explicó que el día siguiente, el día de los enamorados, mantuvo una comunicación vis a vis con su marido en prisión. Según indicó, ambos son pareja y se casaron por el rito gitano. "Fue una boda gitana", detalló.

No entiende el castellano

Esta semana una mujer fue juzgada por presunto maltrato animal por el envenenamiento de los dos perros de su vecina. Al inicio del juicio, ante las preguntas de la abogada de la acusación particular, le dijo que no entendía el castellano. La abogada cambió al mallorquín y la magistrada también se dirigió a ella en mallorquín. Sin embargo, poco después, fue el turno del abogado defensor, quien recalcó que él se expresaba mejor en castellano. No hubo problema entonces y la acusada le entendió bien en todo momento.

Frío en el juzgado

Las bajas temperaturas se han hecho notar estos días especialmente en los juzgados de Vía Alemania debido a que no funciona la calefacción. Magistradas con bufanda, funcionarios con abrigos, algunos con manta y otros con calefactores que se han traído de sus propias casas se han podido ver esta semana para tratar de trabajar en mejores condiciones y soportar las gélidas temperaturas.