Le sentó muy mal la baja temperatura de la piscina. Destrozó la habitación del hotel en el que se alojaba en Palma porque hacía frío en el spa. El acusado ha sido condenado este miércoles a pagar una multa y una indemnización de más de 1.100 euros por un delito de daños.

Los hechos ocurrieron a principios de febrero de 2018 en el establecimiento Son Armadams, en la calle Marquès de la Sènia. El cliente se quejó del problema y exigió una compensación económica. Al día siguiente, le comunicaron que ya estaba solucionado el tema de la temperatura del spa, pero él no se dio por satisfecho y siguió pidiendo una indemnización.

Al abandonar el hotel, se mostró agresivo en la recepción e incluso llegó a arrojar las llaves al suelo. El hombre estuvo acompañado en todo momento de una mujer, que no llegó a registrarse en el establecimiento.

Con posterioridad, cuando la gobernanta acudió a revisar el dormitorio descubrió que estaba completamente destrozado. Las fundas del sofá, las colchas, sábanas, cortinas, el cabezal de la cama e incluso la pared habían sufrido serios desperfectos. La pantalla de la televisión había sido rayada a conciencia. Ante aquel desorden y los graves daños en la habitación, los hechos fueron denunciados ante la Policía Nacional.

Hoy por la mañana, el cliente sospechoso, de 34 años y que en la actualidad se encuentra siguiendo un programa de desintoxicación en Proyecto Hombre, ha reconocido los hechos ante la magistrada en la sede de Vía Alemania. Se ha declarado responsable de un delito de daños y ha aceptado una pena de multa de seis meses con una cuota diaria de tres euros, así como una indemnización de 1.160 euros por los desperfectos ocasionados.

Tras admitir los cargos, la jueza de Palma dictó sentencia 'in voce' contra él. Los hechos se remontan al pasado 8 de febrero de 2018 en el hotel Son Armadams de Palma. La gobernanta se personó al mediodía en una habitación después de que el cliente la abandonara y entonces se percató de que estaba destrozada. De forma inmediata, alertó a un superior, que interpuso una denuncia por daños.

Según el denunciante, el sospechoso se alojó en el hotel el día anterior y ese día formuló una queja al considerar que hacía frío en el spa y pidió una compensación económica por ello. Un trabajador le instó a que realizara la queja a la mañana siguiente.

Ese día volvió a quejarse de la temperatura y reiteró que quería una compensación. Le indicaron que el problema se había solventado y que podía regresar al cabo de una semana para hablar con el director del hotel.

Cuando el cliente finalmente abandonó su habitación, de nuevo se quejó en la recepción y, de forma agresiva, lanzó las llaves al suelo. Poco después, los empleados del hotel observaron los graves daños intencionados que había causado en el dormitorio, que en una primera valoración ascendían a más de mil euros.