El joven de 27 años herido crítico el viernes por la noche al sufrir quemaduras de segundo grado en el 50 por ciento del cuerpo tras explotar el ático en el que reside con sus padres en el Coll d'en Rabassa fue trasladado la pasada madrugada al hospital de la Vall d'Hebron en Barcelona.

El perjudicado, con lesiones en cara, brazos, abdomen y piernas, fue evacuado en el avión medicalizado del 061 hasta la Unidad de Quemados del centro hospitalario en la capital catalana. Una UVI móvil lo llevó antes a Son Espases, donde ingresó crítico. Su madre sufrió quemaduras en el rostro, pero su estado no es grave. Dos agentes de la Policía Nacional fueron atendidos por inhalación de humo al resultar intoxicados de carácter leve.

El edificio siniestrado, ubicado en el número 19 de la calle Francesc Frontera, esquina con Josep Tarongí, en el Coll d'en Rabassa, fue desalojado y quedó precintado. Los vecinos de 21 viviendas se vieron obligados a pasar la noche fuera y tuvieron que acudir a casas de familiares o allegados. En total, entre 60 y 70 residentes se vieron afectados.

Una vecina octogenaria con problemas de movilidad fue rescatada en volandas por la Policía Nacional. Mientras, otra residente que hacía poco que había salido del hospital fue desalojada por la terraza hacia otro edificio y le tuvieron que poner oxígeno con una mascarilla, según explicó un testigo. El resto de vecinos, algunos en pijama, fueron abandonando sus hogares de forma ordenada por las escaleras de la finca en plena noche. "Fuimos llamando por el portero automático y la gente fue bajando, eran las diez y media de la noche", ha recordado esta mañana Julio, uno de los residentes. "Nos llevamos un susto tremendo, fue como una bomba, se movió todo, hubo como un temblor y luego vimos unas enormes llamas", ha detallado otro vecino.

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La Policía Científica de la Policía Nacional, los Bombers de Palma y los técnicos de Cort inspeccionaron ayer el ático devastado, situado en el sexto piso. Debido a la fuerte explosión, desaparecieron las paredes medianeras del piso y la vivienda quedaron completamente arrasada por el fuego. En un principio, la estructura del edificio no ha quedado afectada. Los pilares de carga no han resultado dañados. Por ello, los vecinos de 16 viviendas pudieron volver ayer mientras que otros cuatro domicilios han quedado precintados.

Los agentes de la Policía Nacional iniciaron una investigación para aclarar las circunstancias de lo ocurrido. Las primeras pesquisas apuntan a que la explosión se produjo por causas accidentales debido a una fuga de gas en el domicilio. Los investigadores manejan la hipótesis de que hubo una acumulación de gas en el piso siniestrado debido a un escape y creen que el origen fue una bombona de butano. En la vivienda, había una estufa de butano. El joven herido crítico manifestó en un primer momento que rellenaba un mechero con un cargador, pero la fuga de gas no provenía de ahí. Al manipular el encendedor o al encenderse un cigarrillo pudo desencadenar la deflagración por el gas acumulado previamente debido a un escape en la bombona de butano. Un experto indicó que simplemente con accionar el interruptor de la luz o con un mechero pudo iniciarse la explosión.

Los hechos ocurrieron a las diez y media de la noche del viernes. Un ático explotó y el estruendo se escuchó prácticamente en todo el barrio del Coll d'en Rabassa. Rápidamente, se movilizaron los Bombers de Palma, las patrullas de la Policía Nacional, Policía Local y los servicios sanitarios. Todo el edificio fue desalojado, mientras los bomberos luchaban por controlar las virulentas llamas. "La explosión barrió todo. Los tabiques, cristales, paredes y tuberías cayeron al patio", apunta Jaume, otro vecino. Sobre las dos de la mañana, una vez el incendio fue extinguido, los vecinos pudieron subir piso por piso a recoger sus enseres para pasar la noche en casa de otros familiares.

"Nos llevamos un gran susto, la explosión fue de pánico. Yo pude hablar con el joven del ático. Estaba muy mal, con la cara quemada. Solo preguntaba por sus padres. Salió de casa consciente. Me decía '¿y mis padres y mis padres?'. Le informé de que estaban bien porque yo había hablado con ellos y le dije que estuviera tranquilo", subraya Julio, un vecino de la finca siniestrada. "Son una familia maravillosa, llevan 30 años en la finca. Ahora son ellos quienes me quitan el sueño. Que en vísperas de Navidad te encuentres con esto...", se lamenta el hombre preocupado. Este residente, junto a otros, quisieron agradecer la labor de los efectivos: "Se han portado de forma estupenda todos los policías y bomberos, hicieron un gran trabajo y nos han tenido informados siempre".