"Soy un hombre pobre, todo lo que he trabajado durante cuarenta años se lo dejo a mis hijos. Pido perdón a mis hijos. Desde el primer momento he intentado dejárselo todo". Ioan CiotauIoan Ciotau, acusado de asesinar a cuchilladas a su esposa Lucía Patrascu en el balcón de su casa en el Port de Pollença el pasado 29 de mayo de 2016, rompió a llorar ayer en el turno de la última palabra.

El hombre no pudo reprimir las lágrimas al dirigirse por última vez al jurado popular que desde el lunes le ha juzgado por asesinato en la Audiencia de Palma.

Durante las cuatro jornadas del juicio, el sospechoso, de 60 años y origen rumano, se mostró impertérrito. Ni siquiera cuando declararon sus dos hijos el pasado lunes se emocionó. Siempre permaneció impasible sentado en el banquillo de los acusados.

Ayer al mediodía, cuando su abogado defensor informaba sobre la atenuante de reparación del daño, se emocionó. Ioan Ciotau sacó un pañuelo para secarse las lágrimas. Su letrado explicaba en esos momentos que aunque las tierras que posee en Rumanía no están a su nombre, las dos casas que hay construidas allí son suyas y serán para sus dos hijos. "No tiene a nadie más en Mallorca, no tiene más hijos. Todo es para ellos", subrayó el abogado.

El jurado popular recibirá el objeto de veredicto hoy por la mañana y, posteriormente, se retirará a deliberar. La fiscal mantuvo ayer su petición de condena de 22 años de cárcel para Ioan Ciotau por asesinato con alevosía con la agravante de parentesco por matar a cuchilladas a su esposa Lucía Patrascu en su domicilio.

La abogada del Govern, que ejerce la acusación popular, también continuó solicitando 22 años de prisión por el crimen de violencia machista. Mientras, la acusación particular, en representación de los dos hijos de la víctima y el acusado, rebajó de 26 a 24 años su petición de condena: 22 años por asesinato y otros dos por maltrato habitual. El abogado suprimió las agravantes de ensañamiento y de actuar por razones de género y también retiró la solicitud de prohibición de aproximarse y comunicarse con sus hijos.

Por su parte, la defensa modificó ayer sus conclusiones en la cuarta sesión del juicio con jurado que se celebra en la Audiencia de Palma. El abogado consideró que los hechos constituyen un homicidio por el que pidió la absolución de Ioan Ciotau al apreciar la eximente completa de alteración psíquica. Según su tesis, el acusado sufrió un trastorno mental transitorio que anulaba completamente sus facultades psíquicas.

De forma subsidiaria, la defensa reclamó una pena de diez años de prisión para Ciotau por homicidio con las atenuantes de confesión, dilaciones indebidas y reparación parcial del daño, al argumentar que ya indemnizó a sus hijos con más de 4.000 euros y con dos casas en Rumanía que puso a su disposición.

En el trámite de informes, la fiscal rechazó en rotundo las atenuantes de confesión, dilaciones indebidas y reparación del daño. "No ha colaborado de ninguna manera en la investigación, estuvo poniendo trabas para retrasar la instrucción. ¿Cómo va a reparar a sus hijos la muerte de su madre? Eso no se puede reparar. ¿Dos mil euros para cada hijo eso es una reparación?", recalcó la fiscal.

El ministerio público explicó que no acusaba por maltrato habitual porque no había quedado probado. "Necesitamos episodios concretos, los hechos de Rumanía ya han prescrito. Sabemos que ella fue a denunciar pero no sabemos el qué. Por eso, no podemos acusar por maltrato", indicó.

"Por desgracia Lucía no puede estar con nosotros", añadió la fiscal, quien pidió al jurado honradez y sentido común. "Tengan en cuenta que ustedes volverán a su casa y pasarán las Navidades con su familia. Pero hay personas que no podrán olvidar nunca lo que pasó ese día. Está en sus manos darle respuesta a esta injusticia. Apliquen sentido común, sean honrados", concluyó la fiscal.

La abogada del Govern se preguntó: "¿Qué clase de sociedad seríamos si con un 'se me fue la olla', que es lo que se nos ha dicho, se permitiera una muerte como la que padeció Lucía?". La defensa indicó que el acusado sufrió un trastorno mental transitorio por el consumo de pastillas y alcohol. La acusación particular sostuvo que Patrascu sufrió maltrato psicológico. "¿Quién acude a la Guardia Civil de madrugada y llama al teléfono de ayuda a las mujeres maltratadas si no es porque lo está sufriendo?", apuntó el abogado.