Ioan Ciotau, el acusado de asesinar a cuchilladas a su mujer Lucía Patrascu en el balcón de su casa en el Port de Pollença el pasado 29 de mayo de 2016, reconoció ayer en la primera sesión del juicio con jurado en la Audiencia de Palma que mató a su esposa al cruzársele los cables.

"Se me cruzaron los cables, fui a la cocina a por el cuchillo, corrí tras ella y la acuchillé", manifestó el sospechoso, a través de la intérprete de rumano.

El encausado detalló que la noche antes del crimen se tomó "cuatro o cinco pastillas" tranquilizantes y "aproximadamente quince cervezas". La mañana de los hechos recordó que estaba hablando con su hermano por teléfono. Sobre las nueve y media de la mañana, llegó su mujer a casa. Le preguntó dónde había estado toda la noche y ella le contestó "a follar". Entonces, "se me cruzaron los cables y fui a la cocina por el cuchillo", ha asegurado Ciotau.

Tras perpetrar el crimen, "bajé a la calle y dije que había sido yo, que la había matado", añadió el acusado, quien esperó a ser detenido. El sospechoso explicó que ya había indemnizado a sus hijos con dinero, coches y poniendo dos casas de Rumanía a su disposición.

El hombre, de 60 años y origen rumano que lleva dos años y medio en prisión provisional, se negó a responder a las preguntas de la fiscal y de las otras dos acusaciones. Solo contestó a su abogado defensor.

Ciotau negó haber maltratado previamente a su mujer. "No la maltraté, no le pegué, no la amenacé ni insulté", recalcó. También rechazo haber intentado agredirla con un cenicero. Según su versión, Lucía Patrascu se fue a vivir con la señora a la que cuidaba unas tres semanas antes de su muerte. En alguna ocasión, su esposa acudió al domicilio familiar coincidiendo cuando él trabajaba.

El acusado manifestó que había ido al médico para que le recetaran pastillas y que le prescribieron Transilium y Valeriana. También admitió que bebía alcohol.

La fiscalía solicita para él una condena de 22 años de prisión por asesinato con alevosía y la circunstancia agravante de parentesco, además de 200.000 euros de indemnización. El Govern, que ejerce la acusación popular, reclama la misma pena.

La acusación particular, que representa a los dos hijos de la víctima, pide 26 años de cárcel: 24 años por el crimen y otros dos por un delito de maltrato habitual. La defensa interesa la libre absolución al considerar que el hombre actuó con sus facultades psíquicas anuladas debido a un trastorno mental transitorio y a la intoxicación de alcohol. Según su tesis, estaba en tratamiento por insomnio, tomaba pastillas y ese día bebió alcohol. El abogado defensor recalcó que Ioan Ciotau ya ha indemnizado a sus hijos. Ayer aportó documentación en la que autoriza a que se tasen dos viviendas suyas en Rumanía y que sean entregadas a sus dos hijos en concepto de responsabilidad civil.

Los hechos ocurrieron el pasado 29 de mayo de 2016 cuando Lucía Patrascu se dirigió al domicilio familiar en el Port de Pollença sobre las diez de la mañana, cinco horas después de haber acudido al cuartel de la Guardia Civil con la intención de denunciar a su marido.

El hombre empezó a discutir con su esposa, le recriminó su ausencia, forcejeó con ella, la agarró del cuello y ella logró zafarse y correr hasta el balcón de casa. Allí, el hombre la acuchilló de forma reiterada sin que la mujer pudiera defenderse. Debido a las múltiples heridas de arma blanca, Lucía Patrascu falleció. El asesinato de violencia machista fue presenciado por varios vecinos desde la calle.

Además de este procedimiento judicial por el crimen, hay otra causa abierta en los juzgados de Inca en la que cuatro guardias civiles están investigados por denegación de auxilio por presuntamente no proteger a Patrascu cuando esta acudió al cuartel a denunciar.

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