El hijo de Ioan Ciotau y Lucía Patrascu aseguró ayer en el juicio que su padre era celoso y no se quería separar de su madre. El joven recordó que el día del crimen estaba durmiendo en el domicilio familiar. "Escuché gritos de mi madre y me desperté. Vi a mi padre cómo discutía con mi madre. Era una discusión fuerte. Él la cogió del cuello. Ayudé a mi madre y los separé. Le dije a mi madre que se fuera de allí y ella salió al balcón", apuntó. "Mi padre fue hacia la cocina. Salió con un cuchillo en la mano, no conseguí pararlo porque era más fuerte que yo. Entonces, salí corriendo a la calle para pedir ayuda. Subí con un vecino pero mi padre ya bajaba", agregó.

"Cuando mi padre bajaba a la calle lo vi manchado de sangre. Le pregunté: '¿Por qué has hecho esto?' y él me dijo que ella debía morir", recalcó. "No sé si estaba bebido. Él estaba alterado, muy estresado, no dormía, me dijo que tomaba pastillas para la depresión. Tenían peleas como cualquier matrimonio", indicó.

Su hermana, la hija de Patrascu, también señaló que veía a su padre alterado, deprimido y que no estaba bien. Según su versión, tenían discusiones como todas las familias pero él no agredía a su madre. Sin embargo, la mujer recordó que en Rumanía él sí la maltrataba: "Siendo niños pequeños a veces él pegaba a mi madre y a nosotros". "Tengo la sensación de que mi padre no se arrepiente. Me dice que él no es culpable al cien por cien", concluyó la hija.

La mujer a la que cuidaba Lucía Patrascu recordó que horas antes del crimen, la víctima estuvo en las dependencias de la Guardia Civil del Port de Pollença para denunciar a su marido. "Lucía fue a la Guardia Civil porque tenía miedo de él. Me dijo que él la había seguido hasta el cuartel. Me dijo que se iba de Mallorca, que no aguantaba más, que le tenía miedo. Ella me comentó que iba a ir a su casa a buscar su maleta y su ropa. Llamamos al teléfono de maltrato a la mujer y no nos contestó nadie", señaló.

"Él le decía que era una puta, que le ponía los cuernos. La despreciaba, le decía que era tonta, un día le arrojó un cenicero. Me pidió quedarse en mi casa a dormir porque le tenía miedo y no tenía dónde ir". La madrugada del crimen, el acusado llamó por teléfono a la mujer preguntando por su esposa. "A las seis de la mañana él me llamó, fui a buscar a Lucía a la habitación pero no estaba allí, estaba preocupadísima porque no me contestaba al teléfono", recordó la mujer.

Varios testigos confirmaron que vieron al hombre cómo acuchillaba a la mujer. "Tengo la imagen de ella agarrada a los barrotes del balcón cuando agonizaba", apuntó un vecino. "Vi cómo la acuchillaba en el balcón. Luego la levantó del suelo por el pescuezo y le pegó una puñalada por detrás", explicó otra residente.