El hijo de Ioan Ciotau y Lucía Patrascu manifestó este lunes en el juicio con jurado contra su padre por asesinar a cuchilladas a su madre en el balcón de casa en el Port de Pollença el pasado 29 de mayo de 2016 que su progenitor era celoso y no se quería separar de ella.

El joven recordó que el día del crimen se encontraba durmiendo en el domicilio familiar. "Escuché gritos de mi madre y me desperté. Salí a ver qué pasaba. Vi a mi padre cómo discutía con mi madre. Era una discusión fuerte. Él la cogió del cuello. Ayudé a mi madre y los separé. Le dije a mi madre que se fuera de allí y ella salió al balcón", apuntó el testigo.

"Mi padre fue hacia la cocina. Yo cerré la puerta de la cocina. Él salió con un cuchillo en la mano, no conseguí pararlo porque era más fuerte que yo. Entonces, salí corriendo a la calle para pedir ayuda. Me asusté al verle con el cuchillo. Abajo había mucha gente. Subí con un vecino pero mi padre ya bajaba", agregó el hijo de la víctima.

"Cuando mi padre bajaba a la calle lo vi manchado de sangre. Le pregunté '¿por qué has hecho esto?' y él me dijo que ella debía morir", recalcó el joven. "La gente le decía de todo, asesino, animal", subrayó.

"No sé si estaba bebido. Él estaba alterado, muy estresado, no dormía, me dijo que tomaba pastillas para la depresión. Tenían peleas como cualquier matrimonio", indicó el testigo.

Su hermana, la hija de Patrascu, también señaló que veía a su padre alterado, deprimido y que no estaba bien. Según su versión, tenían discusiones como todas las familias pero él no agredía a su madre. Sin embargo, la mujer recordó que en Rumanía él sí la maltrataba: "Siendo niños pequeños a veces él pegaba a mi madre y a nosotros".

"Tengo la sensación de que mi padre no se arrepiente. Sus explicaciones son banales para mí, no tienen sentido. Creo que mi madre se quería separar de mi padre. Mi padre me dice que él no es culpable al cien por cien", concluyó la hija.