La fiscal rebajó ayer de 28 a 18 años la petición de prisión para dos acusados al entender que los hechos era constitutivos de un presunto delito de abuso sexual y no de agresión sexual, como había calificado en primer término.

La representante del ministerio público consideró que no había quedado acreditado el uso de la fuerza de los dos encausados hacia la víctima.

Los hechos que se juzgaron ayer en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Palma tuvieron lugar la madrugada del 17 de mayo de 2015 en la puerta de una discoteca en el Port d'Alcúdia. De acuerdo con el escrito de acusación del fiscal, la mujer no estaba en plenas facultades por los efectos del alcohol. Dos jóvenes, los encausados, se ofrecieron a acompañarla andando hasta su domicilio.

Una vez allí, uno de los jóvenes le pidió un vaso de agua a la denunciante. En el dormitorio se produjeron los supuestos abusos a la mujer. No obstante, a partir de este punto, las versiones fueron contrapuestas. Mientras la denunciante aseguró haber sido violada entre claras lagunas de memoria, los procesados sostuvieron ayer que se trataron de relaciones sexuales consentidas.

"Yo no quería que me violaran y además me hicieran fotos y ellos salen luego con la cara tapada. Hay muchos casos así", señaló la denunciante durante su alocución.

Durante la intervención de la víctima, la presidenta del tribunal tuvo que instarle a que aclarara su relato de los hechos, ya que alteraba detalles tan significativos como las horas. "Ojalá me acordase de todo para contarlo. Esto es un infierno. Quiero irme a mi casa y que sigan violando", espetó la denunciante en la sala.

La fiscal sacó ayer colación algunas contradicciones entre el relato de los hechos que hizo ayer a la víctima y sus anteriores declaraciones ante la Guardia Civil y en el juzgado.

Uno de los aspectos que centró la intervención fueron los moratones que presentaba la denunciante en las piernas. No obstante, esta precisó que algunos de ellos se los había causado en su puesto de trabajo.

"Me agarraron los brazos. Me dijeron que me iba a gustar, pero no podía quitármelos de encima. No tenía fuerzas", explicó la víctima. "Me resistí y cerré las piernas. Creo que me las abrió", apuntó señalando a uno de los acusados.

Uno de los aspectos más controvertidos de la vista fueron los mensajes de Whatsapp que mandó la mujer a los presuntos autores de los abusos.

Mensajes de Whatsapp

"Hola. ¿sabes quién soy?", le remitió al móvil de uno de los acusados a las 11.57 del 17 de mayo de 2015. El más polémico mensaje lo envió una hora después. "Oye una cosa. ¿No me harías una foto ni me grabarías? porque como yo vea algo en Facebook o por ahí no sabes de lo que soy capaz", sentenció.

De hecho, esta conversación por Whatsapp fue utilizada por el abogado defensor de los dos procesados para pedir la absolución de sus clientes. El letrado negó que hubiera tales abusos porque la denunciante se había mostrado más preocupada de la supuesta grabación.

Durante la vista, los forenses Patricia Sogorb y Javier Alarcón, que examinaron a la víctima, no consideraron acreditado el uso de la fuerza.

Al parecer, el día de autos la mujer dio positivo en benzodiazepinas, ya que sufría un trastorno ansioso depresivo. La ingesta del medicamento habría multiplicado el efecto del alcohol en su organismo el día de autos. "Estuve en Lorca en el terremoto y estoy en tratamiento psicológico desde entonces", precisó.